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A 10 años del Superclásico del gas pimienta: el veedor que decidió la suspensión repasó aquella noche de terror
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A 10 años del Superclásico del gas pimienta: el veedor que decidió la suspensión repasó aquella noche de terror

Un hecho que marcó un antes y después en el fútbol argentino

Redacción Eldópolis

Fútbol

Este 14 de mayo se cumplen diez años de uno de los episodios más oscuros en la historia del fútbol argentino: la noche en que el Superclásico por Copa Libertadores terminó en escándalo, tras un ataque con gas pimienta que afectó a varios jugadores de River Plate cuando salían al campo de juego para disputar el segundo tiempo en La Bombonera.

La escena ocurrió durante el partido de vuelta por los octavos de final de la Copa Libertadores 2015. River, que había ganado la ida en el Monumental por 1-0, se disponía a encarar los segundos 45 minutos de una serie cargada de tensión. Boca, necesitado de revertir el resultado, debía ganar sí o sí. Sin embargo, lo que debía resolverse en la cancha quedó marcado por un hecho de violencia inédito.

Leonardo Ponzio, Ramiro Funes Mori, Sebastián Driussi, Leonel Vangioni, Gonzalo Martínez y Matías Kranevitter fueron los más afectados por el gas lanzado desde la tribuna por Adrián Napolitano, apodado "Panadero", miembro de una facción disidente de La 12. Las consecuencias fueron inmediatas: quemaduras en la piel, irritación ocular y un caos generalizado.

Roger Bello, veedor de la Conmebol esa noche, fue quien tuvo la responsabilidad de decidir la suspensión del partido. Diez años después, rememora minuto a minuto lo que ocurrió en el estadio de Boca Juniors.

"Al comienzo, en los primeros cinco minutos, llegué a pensar que se nos entraba la gente", cuenta. "Pero también vi que el sistema de seguridad, la gente y la Policía estaban todos en sus lugares. No había motivos para que hubiera una invasión de cancha, por lo que teníamos que esperar el tiempo".

Aunque el protocolo indicaba aguardar al menos 30 minutos, pasó más de una hora hasta que se comunicó oficialmente la suspensión. Bello revela que la decisión ya estaba tomada apenas pasados los primeros diez minutos: "Yo la tenía muy clara. A los diez minutos sabía que el partido no iba más, porque obviamente no estaban en condiciones los jugadores ni iban a recomponerse".

En medio del caos, las imágenes del veedor con el teléfono pegado a la oreja recorrieron las pantallas. Pero, como él mismo admite, fue una maniobra para calmar a la prensa: “Yo busqué el mejor pretexto para que no se acercaran. Hacía algún gesto de que se estaba calmando, apuntaba a las tribunas... Pero no había ningún tipo de señal en el estadio”.

Sí hubo una comunicación crucial: "Me pasaron una llamada de Juan Ángel Napout, quien era el presidente de la Conmebol. Me dijo que confiaba en mí, que conocía el reglamento y que me iban a apoyar. Eso me dio cierta confianza para decidir".

Mientras tanto, desde el campo de juego, los futbolistas de Boca, liderados por el entrenador Rodolfo Arruabarrena, intentaban dar una imagen de normalidad. Incluso se pararon en sus posiciones, como si el segundo tiempo pudiera reanudarse. "Yo creo que esto fue bueno porque se dio una sensación de que el partido podía continuar. Boca, como equipo local, con su hinchada, estaba demostrando que ellos estaban listos. Que no dependía de ellos", reflexiona Bello.

Según su relato, varios jugadores se le acercaron en tono cordial: “Gago, excelente persona, y creo que también el Cata Díaz, se acercaron a hablar y preguntaban en cuánto volvíamos”.

La suspensión fue confirmada más de una hora después de los hechos. La idea era que ambos planteles abandonaran juntos el campo de juego, para evitar agresiones. Pero eso no fue posible. “Los de Boca me decían: 'Nosotros no vamos a abandonar nuestra cancha, nosotros vamos a ser los últimos en salir porque somos locales y la hinchada nos tiene que ver aquí, que estamos con ellos'”, cuenta el veedor. Finalmente, el único que acompañó a los jugadores de River en su salida fue el propio Arruabarrena.

El informe oficial, que debía tener apenas una carilla, terminó ocupando más de cinco. Bello lo redactó en su hotel, ya entrada la madrugada, y lo envió a la sede de la Conmebol en Asunción.

El 17 de mayo, el organismo continental se expidió oficialmente: descalificó a Boca de la edición 2015, impuso una multa económica y sancionó con partidos a puertas cerradas y sin venta de entradas como visitante. River, por su parte, avanzó a cuartos de final y terminaría consagrándose campeón del torneo.

En cuanto al agresor, la Justicia lo condenó a tres años de tareas comunitarias y le prohibió el ingreso a estadios por ese mismo período. El club le retiró la condición de socio.

“Nunca quisimos suspender el partido, era solo meter presión y se fue de las manos”, declaró años más tarde el propio Napolitano. “La idea no era dañarlos físicamente, sino que sintieran que esto es Boca”.

Desde Santa Cruz de la Sierra, donde hoy trabaja como dirigente, Bello reflexiona: "Se puede hacer en la mitad del tiempo que estuvimos nosotros, pero siempre hay que tener en cuenta el factor seguridad".

Y concluye con una mirada positiva sobre la coordinación que se logró esa noche, a pesar del caos inicial: “Hubo una sinfonía de todas las partes para que salga a flote”.

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14 de mayo de 2025

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