Sabías que la palabra más larga del idioma castellano es electroencefalografistas, y que el idioma que más palabras contiene es el árabe.
En las sagradaa escrituras se relatan varios milagros en los que Jesús simplemente dice una palabra, una sola frase. Y con eso más la fe de sus interlocutores, los milagros ocurrían.
Una de las características de la verdadera amistad, es la confianza, y si nosotros depositamos esa confianza en Dios y en su palabra, podemos acercarnos a Él sabiendo que nos va a escuchar, Él nos ofrece su amistad, cuando obedecemos sus mandamientos.
Los discípulos habían visto la multiplicación de los panes y los peces. Las multitudes seguían a Jesús por estos milagros, pero cuando los panes volvieron a escasear, muchos dejaron el camino. Tanto es así que Jesús les pregunta a los apóstoles, si ellos se querían ir también.
Pero Pedro, siempre Pedro, tomó la palabra en representación de los 12 y le dijo: a quien iremos, solo tú tienes palabras de vida eterna.
La muerte y la resurrección de Jesús. Nos abrió un camino que nos permite acercarnos de manera confiada al trono de la gracia, según el libro de hebreos
Nuestro Sumo Sacerdote comprende nuestras debilidades, porque enfrentó todas y cada una de las pruebas que enfrentamos nosotros, sin embargo, él nunca pecó. Así que acerquémonos con toda confianza al trono de la gracia de nuestro Dios. Allí recibiremos su misericordia y encontraremos la gracia que nos ayudará cuando más la necesitemos.
Además, la Biblia en Efesios también nos dice que Dios puede actuar con su poder mucho más de lo que podemos pedir o imaginar, como no confiar en este Dios que quiere actuar en nosotros. Dios tiene la palabra adecuada para cada una de nuestras necesidades, nos alienta cuando decaemos, nos brinda paz en medio de un maremoto, amor cuando nos sentimos despreciados. Siempre HAY UNA PALABRA para bendecir. Por esa Palabra se hizo el mundo entero.
Y ahora, que toda la gloria sea para Dios, quien puede lograr mucho más de lo que pudiéramos pedir o incluso imaginar mediante su gran poder, que actúa en nosotros.
En el libro de Reyes se relata la historia de una muchacha que era esclava del general Naamán, esta niña de la que no se nos dice siquiera su nombre, le recomendó a sus patrones, que el Dios de Israel, a través del profeta, podía sanar a su amo de la lepra.
Cierto día, la muchacha le dijo a su señora: «Si mi amo tan solo fuera a ver al profeta de Samaria; él lo sanaría de su lepra».
No nos podemos quedar con los milagros de Dios para nosotros solos, debemos dar testimonio de lo nuestro Papá del cielo puede hacer por quien lo necesita.
Debemos ser los embajadores de nuestro Rey en esta tierra, cuando el endemoniado gadareno quiso seguir a Jesús, el le dijo que fuera a los suyos.
regresa a tu familia y diles todo lo que Dios ha hecho por ti». Entonces el hombre fue por toda la ciudad proclamando las grandes cosas que Jesús había hecho por él.
Cuéntales a todos las cosas que Dios ha hecho por vos. No te calles