Hay juegos que son solo para niños y otros solo para adultos, pero hay otros que pueden compartirse y uno de ellos es el rompecabezas. Más allá de las piezas que pueda tener para armarse, es una buena manera de divertirse en familia o disfrutar de hacerlo en un momento de soledad.
“La realización de los rompecabezas puede favorecer múltiples habilidades y competencias cognitivas. En primer lugar, hace que nos marquemos un objetivo a lograr y, posteriormente, tendremos que poner en marcha mecanismos como el razonamiento y la resolución de problemas, que nos van a permitir conseguir nuestra meta”, afirmó Isabel Rodero López, psicopedagoga de Centro TAP (Tratamiento Avanzado Psicológico).
Además, para los niños, hacer un rompecabezas -siempre adecuado por edad- ayuda a mejorar la flexibilidad cognitiva, entrenando a los menores en esta resolución de problemas. Para encajar las piezas, se activan áreas cerebrales de orden superior como las relacionadas con las tareas de organización, planificación y secuenciación.
La especialista reveló también que “puede mejorar las habilidades de visión espacial de los más pequeños de la casa dando herramientas para el entrenamiento en habilidades de la memoria, ya que, para la realización de un rompecabezas el niño debe mantener en la memoria la imagen global para poder desgranarla en pequeños fragmentos derivados de un todo”.
Un buen método para ejercitar el cerebro adulto
En adultos, al igual que en los niños, la realización de este juego puede favorecer el entrenamiento de las funciones ejecutivas, como la organización y la planificación de tareas, la flexibilidad cognitiva y el ejercicio en la toma de decisiones. Además, Rodero indicó que resulta muy importante para prevenir dificultades asociadas a la pérdida de memoria en personas mayores.
Alcanzar retos es importante, pero hay que tener en cuenta que un rompecabezas demasiado grande puede desmotivar al que lo hace. “Esto dependerá del entrenamiento y el aprendizaje experiencial que tenga la persona que lo hace, ya que para una persona con una adecuada tolerancia a la frustración y gran motivación de logro, puede ser un reto divertido y motivador”, expresó.
“Sin embargo, si la persona que realiza el rompecabezas no está entrenada en estas habilidades puede ser muy desmotivador enfrentarse a una tarea cuyo resultado no es inmediato. Por lo tanto, es necesario que comencemos con pequeños retos para ir después aumentando la dificultad”, aconsejó la psicopedagoga.
¿Armar rompecabezas aporta otros beneficios?
Para la experta de Centro TAP, el armado “tiene muchas ventajas tanto a nivel individual como grupal” y añadió: “Cuando se trata de hacer uno entre varias personas o en familia, el trabajo de conseguir una meta en común refuerza el sentido de equipo y de pertenencia a la comunidad. Además, realizarlo en grupo favorece el entrenamiento en habilidades sociales y de trabajo cooperativo y las relaciones sociales saludables que son una pieza clave para un desarrollo psicológico adecuado”.
La psicopedagoga también resaltó que la realización de rompecabezas puede favorecer el desarrollo de la psicomotricidad fina, en concreto la coordinación ojo-mano. Aprender a reconocer formas es una parte importante del desarrollo del niño y, el hecho de ensamblar las piezas, supone que tiene que aprender a clasificar las diferentes formas y reconocerlas. Para los más pequeños es recomendable comenzar con los de piezas más grandes, incluso de cubos, lo que ayuda a desarrollar también las habilidades motoras gruesas.
A qué edad es recomendable para un niño armar rompecabezas
La especialista dijo que es a partir de los 2 años cuando los niños están preparados para resolver rompecabezas sencillos ellos solos, sin embargo, desde los 12 meses pueden empezar a ensamblar piezas con la ayuda de un adulto.
“Deben comenzar realizando los que son de dos piezas para poco a poco ir aumentando en complejidad. Los rompecabezas de cubos, pueden hacerse desde los primeros años de vida, siempre y cuando sean lo suficientemente simples para que los entiendan y exista un equilibrio entre la complejidad y al mismo tiempo resulte motivante y retador, pero que se sientan capaces de realizarlo y no pierdan la motivación”, aseveró.
Consejo para padres: ayudar sin hacer el armado
“En una consulta trabajamos con diferentes recursos de carácter lúdico y uno de ellos son los rompecabezas y se recomienda que las familias puedan emplear este recurso para ayudar y mejorar el desarrollo de las habilidades”, indicó la médica y dio pautas para lograr el equilibrio cuando hay que ayudar a un niño:
- Observar qué cosas es capaz de hacer el niño y animarlo a que lo haga solo.
- Admitir el error como parte del aprendizaje y no entenderlo como un fracaso.
- Servir de modelo de gestión de tolerancia a la frustración y animarlo a que continúe con la tarea.