Fabio Martínez cumple un mes de mandato, un mes de destronar a Norberto Aguirre que estuvo por 20 años frente al Ejecutivo Municipal, un mes donde debería empezar a marcar esa diferencia para lo cual el pueblo lo eligió como intendente para los próximos cuatro años.
Esta bien, es poco, comparando con lo que falta, es una etapa de transición, donde hay cosas que acomodar, números que revisar y pisos por barrer. Pero, ¿es mucho o poco un mes, para saber o dar a conocer tu plan de gobierno? A nivel nacional Fernández, puede gustar más o menos lo que hizo, pero metió mano, en la provincia se sigue con un mismo modelo, no se deberían notar cambios significativos, pero no es el caso de Eldorado.
Aunque Fabio y Norberto hayan ido por el mismo partido (Frente Renovador de la Concordia Social), es sabido que competían por tener dos ideas distintas de gobierno. A Norberto lo vimos gobernar 20 años, una idea teníamos, de Fabio seguimos esperando un poco más.
Lo que comenta la gente en las calles, es que no notan un cambio significativo en la ciudad, todo lo contrario, tienen la sensación de que continúa la gestión anterior, con sus errores y aciertos.
Para ser más específicos, ni bien asumió con su equipo, hace un mes, sacó el «Eldorado Brilla», casi una declaración de intenciones, donde se buscaría ponderar la imagen de la ciudad. No obstante, se hizo un abuso del mismo, al punto de cansar a cierto sector de la población, con la reiteración del mismo, donde no había una variable estructural o progresista sobre la política realizada. Más de lo mismo.
Pasadas las fiestas, empezaron con el trabajo real, activaron un gran equipo de comunicación, donde publicaran cada movimiento que hacen, resultando un arma de doble filo. Tener un gran equipo comunicacional, no te garantiza una comunicación óptima y puede resultar un ancla. Queremos suponer que la intención es generar una cercanía a las personas, sobre las actividades que realizan, sobre el día a día del ejecutivo, pero no siempre resulta bien. En comunicación política se aplica la tan trillada regla de que «menos es más» y que el uso discrecional de la información te da herramientas para un óptimo trabajo. Comunicar más no es comunicar mejor, termina siendo venta de humo, que termina ahogando a la población que espera otros resultados.
Otro reclamo recurrente que se escucha por los barrios, es la cantidad de reuniones que se realizan con los distintos sectores. No es que esté mal escucharlos, debido a que son parte de sus funciones, pero son tareas que se esperaba que se realizara entre los 6 meses de transición, entre las elecciones y la asunción al cargo.
Son tiempos difíciles, pero la demanda está en la acción, más que en la proyección. Pero acciones estructurales que marquen una diferencia, para mejor, a la anterior gestión que no dejó una vara extremadamente alta para superar. El discurso puede resultar bonito, pero continuar con las obras heredadas no debería ser un mérito para quien lo culmina, si no un deber. El mérito estará, Dios quiera que así sea, en la concreción de políticas estructurales que permitan una mejora en un municipio que ya está hastiada de la demagogia de la clase política.