Crimen de Lucio Dupuy: llantos, abrazos y calma en la intimidad de la audiencia que condenó a la madre y su novia
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Crimen de Lucio Dupuy: llantos, abrazos y calma en la intimidad de la audiencia que condenó a la madre y su novia

Un llanto contenido explotó en el rostro de Christian Dupuy, padre de Lucio, cuando escuchó que Abigail Páez (28), novia de la mamá del nene, Magdalena Espósito Valenti (25), era condenada por el crimen y por abuso sexual gravemente ultrajante.

50 segundos antes de que la presidenta del tribunal, Alejandra Ongaro, anunciara la culpabilidad de Páez, había confirmado que también Espósito Valenti era culpable, pero solo por el homicidio agravado, no por violación.

Aunque la jueza, junto a sus colegas -los magistrados Daniel Saez Zamora y Andrés Olié- no lo haya dicho aún por un formalismo, las dos mujeres deberán cumplir prisión perpetua. Recién el 13 de febrero, a las 8, lo dirá.

Christian no fue el único emocionado, que se tapó la cara con las manos mientras las lágrimas caían, el abogado de la familia Dupuy, José Mario Aguerrido, hizo lo mismo casi al mismo instante. A unos pasos de ellos se ubicaban los abuelos del nene, Ramón Dupuy y Silvia Gómez, su tío Maximiliano (que tuvo la tenencia de Lucio) y su tía.

Al terminar de leer el veredicto la jueza, unos pocos aplausos se escucharon en la sala, que se mantenía en calma. Fueron cinco segundos en que los familiares de Lucio se quedaron en sus asientos procesando lo que habían esperado tanto, hasta que Ramón se paró para abrazar a Christián.

Padre e hijo, vestidos iguales, con remeras blancas, jeans y zapatillas, con la única diferencia: el abuelo llevaba puesta en su chomba una estampa con el logo de la «Asociación Civil Lucio Abel Dupuy».

La familia paterna, su abogado y los fiscales Verónica Ferrero, Walter Martos y Marcos Saccopidio se tomaron unos minutos para abrazarse. Después de 18 audiencias y más de un año del crimen, la tranquilidad de haber logrado lo que buscaban había llegado para todos. Finalmente, se hacía justicia por Lucio.

Sin embargo, la audiencia fue imperfecta para la familia Dupuy porque las condenadas decidieron no asistir y prefirieron quedarse en la Unidad Penitenciaria Nº 1 de San Luis, donde cumplen la prisión preventiva. Y la duda inevitable es preguntarse cómo habría sido si Espósito y Páez hubiesen estado allí.

De a poco, los jueces, fiscales, las Madres del Dolor y la familia Dupuy, que eran alrededor de 20 personas, se retiraron. El primero en salir fue Christián que paradójicamente fue el último en ingresar a la sala (justo antes de que entre el tribunal).

Pero Ramón se quedó en la sala para hablar con la prensa. Esa fue la regla de los Dupuy que se cumplió una vez más. Así, las palabras del papá de Lucio no pudieron ser, apenas anunciado el veredicto.

Al salir del Centro Judicial de La Pampa, el abuelo de Lucio fue seguido por un mar de gente -con globos blancos y carteles- al grito de «que las separen». En alusión al pedido de la familia del nene que no quiere que las condenadas puedan continuar juntas en el mismo penal.

También las decenas de personas que acompañaban a los Dupuy cargaron contra los jueces. Primero contra la jueza Ana Clara Pérez Ballester porque le dio la tenencia de Lucio a Espósito, y ya fue denunciada por “incumplimiento de los deberes de funcionario público”.

Segundo, los y las presentes apuntaron contra los tres magistrados del tribunal porque no encontraron culpable a Espósito del delito de abuso sexual gravemente ultrajante. «Quitar el abuso para mí es un error», sostuvo Ramón tras el veredicto.

Mientras tanto la multitud lo seguía al abuelo del nene y coreaba: «Destitución a todos los jueces que creen que morder los genitales de Lucio no es abuso. Hijos de puta, hijos de puta». Ya el ambiente de tranquilidad que se vivía en la sala de audiencias había quedado muy atrás.

«Hemos logrado un paso muy importante, que las dos sean culpables, que las dos vayan a recibir perpetua. Porque eso es lo que vinimos a buscar, justicia. Que sean separadas», dijo Ramón tras salir del edificio de tribunales, debajo de un árbol que por unos segundos lo cubría del sol pleno.

A su lado había personas que le acercaron una botella de agua por el calor, que a esa hora -12:27- ya era insoportable. El hombre estaba rodeado por decenas de personas. Cada tanto pedían que se corrieran para poder respirar. A cuatro personas de Ramón había un cartel que decía «Lucio siempre en mi corazón», dentro de un corazón y con cuatro mariposas naranjas.

La salida del abuelo fue igual a su ingreso a la sala, la gente lo seguía, lo abrazaba y le daba palabras de aliento. El hombre fue el primero de la familia en llegar a los tribunales y el último en irse.

Cuando Ramón llegó a las 11 al Centro Judicial, le adelantó a Clarín que confiaba en que Espósito y Páez sean encontradas culpables. «Tienen que darle perpetua hoy. Tiene que ser así. Eso es lo que esperamos y lo que se merecen», sostuvo mientras bajaba las escaleras que están en la calle Uruguay al 1000. Una hora después, su deseo se volvió realidad.