Cristina Kirchner: «No me importa si me van a meter presa, me importa reconstruir un estado democrático»
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Cristina Kirchner: «No me importa si me van a meter presa, me importa reconstruir un estado democrático»

Del principio al final se trató de un acto kirchnerista. Habían hablado antes el ex presidente ecuatoriano Rafael Correa y el juez Baltasar Garzón, pero los 2500 asistentes en el auditorio del CCK, donde se desarrollaba el encuentro del Grupo de Puebla estaban allí para verla a ella: Cristina Kirchner.

Quedó claro por primera vez cuando el ex magistrado español quiso homenajear a Alberto Fernández por sus esfuerzos para crear una nueva ola progresista en América latina. La mención al Presidente, que a esa hora inauguraba una ruta en Chaco, no provocó ni un solo aplauso. Sí se escuchó, en cambio, un solitario chiflido.

No quedaron dudas un rato después, cuando el ex presidente colombiano Ernesto Samper habló. «Voy a ser breve, porque todos aquí queremos escuchar a Cristina», sostuvo.

Acto seguido, todo el auditorio se puso de pie al grito de «Cristina presidenta», que ya se había escuchado y que volvería a cantarse. Garzón, el dirigente chileno y referente del Grupo de Puebla Marco Ominami, Correa, el ex presidente de gobierno español José Luis Rodríguez Zapatero, que rodeaban a la Vice, también se pusieron de pie. Por último, la ex mandataria también se paró y se llevó la mano al corazón para agradecer a la militancia que había llenado la Ballena Azul del CCK.

Se sumaron a los cánticos y a los aplausos todos los presentes en el auditorio, entre los que se contaban el gobernador Axel Kicillof; los ministros nacionales Eduardo de Pedro, Jorge Taiana y Tristán Bauer; los intendentes bonaerenses Fernando Espinoza (La Matanza), Mario Secco (Ensenada) y Federico Achabal (Pilar).

Además, concurrieron el ex juez de la Corte Eugenio Zaffaroni; el ex presidente uruguayo José Mujica; los sindicalistas Paco Manrique (Smata) y Roberto Baradel (Suteba); los diputados Carlos Heller y Eduardo Valdés; y el referente camporista Andrés Larroque, uno de los dirigentes que encabeza los esfuerzos para «romper la proscripción» y que la ex mandataria revise su decisión de no ser candidata.

Afuera del edificio acompañaban unas pocas columnas de La Cámpora, el Partido Piquetero y Kolina.

Dieciséis días después de hablar en Río Negro, la vicepresidenta clausuró el encuentro «Voluntad popular y democracia. Del partido militar al partido judicial», en el marco del III Foro Mundial por los Derechos Humanos.

El mismo clamor se escuchó antes de que CFK tomara por fin la palabra a las 21.15, más de dos horas después de lo informado. Los paneles, entre los que hubo abogados, funcionaron como una plataforma teórica, pero también como una plataforma para devolverme centralidad política a Cristina, que no dudó en hablar de lawfare, pero también de Economía y para lanzar críticas al FMI y a la oposición.

«El lawfare no se explica sin los medios de comunicación. Las sentencias se escriben en los medios. Es la criminalización de la política que tiene que ver con la distribución del ingreso», arrancó.

El discurso de la Vicepresidenta también sirvió para recordar los tiempos de Néstor Kirchner y su presidencia, y para hablarles una y otra vez a los jóvenes de economía. Poco dijo del futuro. «Discúlpenme si hablo mucho de economía últimamente, pero todo lo que pasa tiene que ver. Todas las persecuciones tienen que ver con la economía. Tiene que ver con esa Argentina que vino a reconstruir el Estado democrático constitucional», dijo.

Cristina también castigó a la.oposición, a la Justicia y a los medios. «¿Me quieren decir qué hicieron en 4 años que entregaron el país hecho percha? El PBI se lo llevaron ellos con el endeudamiento».

«Quieren disciplinar a los dirigentes del campo popular. ¿Quién se va a animar a encabezar tareas como recuperar las AFJP?», preguntó la Vice casi al final. «¡Vos Cristina!», le devolvió el público.

Nada dijo Cristina Kirchner sobre una posible candidatura. Eso quedó en manos de sus seguidores. «Si me van a meter presa, no me importa. Me importa que volvamos a construir un Estado democrático, con garantías, un país como el que alguna vez tuvimos», cerró la ex mandataria antes de los gritos de «Cristina Presidenta» volvieran a envolver el recinto con su pedido para que encabece la boleta.

Correa, en el medio de una crisis diplomática entre la Argentina y Ecuador, al igual que la mayoría de los expositores comparó la condena contra CFK con los procesos judiciales y la suerte que sufrieron el paraguayo Fernando Lugo, los brasileños Dilma Roussef y Lula da Silva, el boliviano Morales y, ahora, la ex presidenta argentina.

Todos coincidieron en calificarlo como un ejemplo de «lawfare». Correa postuló que la embajada de los Estados Unidos estaba detrás de esas acusaciones y hasta comparó a la Vicepresidenta con Eva Perón y San Martín.

Con pecheras negras, militantes de La Cámpora y el Instituto Patria volvieron a quedar a cargo de la seguridad del evento en el que participaron seis ex jefes de Gobierno. No se privaron se sumarse a los cantos.

Garzón calificó el fallo de la causa vialidad como «una aberración jurídica». «No hay ni una prueba directa en 1600 páginas», se quejó el jurista español. Cristina prefirió hablar de un futuro incierto, mucho más allá de las elecciones.