El 2 de noviembre es una fecha para concientizar y reconocer que la violencia escolar en todas sus formas constituye una violación de los derechos a la educación, salud y bienestar de los niños, niñas y adolescentes.
En Argentina, el Ministerio de Educación y el Ministerio del Interior firmaron un convenio marco de cooperación y un convenio específico relativo a la problemática del «bullying» o violencia entre pares. Este convenio se enmarca en la Ley N° 26.892 de Promoción de la Convivencia y Abordaje de la Conflictividad Social en las Instituciones Educativas, que establece las bases para la promoción, intervención institucional y la investigación y recopilación de experiencias sobre la convivencia, así como sobre el abordaje de la conflictividad social en las instituciones educativas de todos los niveles y modalidades del sistema educativo nacional.
Además, se ha creado una Alianza Anti Bullying Argentina que busca visibilizar y crear conciencia sobre esta problemática que afecta a millones de niños, niñas y adolescentes en todo el mundo.
Es importante destacar que el bullying es un fenómeno grupal que involucra a múltiples actores. Por lo tanto, es fundamental actuar frente a cualquier forma de maltrato o violencia. Las personas adultas tienen la responsabilidad de intervenir ante situaciones de agresión en los espacios en los que suceden: la escuela, el club, el barrio o en cualquier espacio en el que los chicos y las chicas conviven.
Señales de alarma: qué deben hacer los adultos ante un caso de bullying
Ya sea en redes sociales como en la vida real, tanto la víctima como el impulsor del acoso escolar tienen ciertas particularidades, aseguran desde Unicef. Es que mientras uno se basa en la timidez, el otro se muestra de forma inversa.
En ese sentido, desde el organismo enumeraron siete comportamientos de quien padece bullying.
1- Frecuentemente muestra baja autoestima, inseguridad o timidez, puede dejar de juntarse con sus amigos y buscar continuamente la compañía de adultos.
2- Suele estar aislado por sus compañeros y tener poco apoyo en redes sociales, y al mismo tiempo deja de participar en su grupo de pares.
3- Puede mostrar reacciones pasivas, provocadoras (imitando a sus acosadores) o reproducir el acoso hacia otras víctimas.
4- Pueden dejar de asistir a clase, bajar el rendimiento o mostrar desinterés por el colegio.
5- Sufre cambios bruscos de humor, en su alimentación o en su uso de las redes sociales.
6- Puede manifestar miedo a la soledad, ataques de pánico, insomnio o pesadillas.
7- Puede presentar lesiones físicas, perder cosas o llevarlas rotas.
El ciberacoso otra forma de hacer bullying
Como consecuencia aparece el ciberacoso, una forma de violencia que comenzó a tomar forma en los últimos años y cada año aumenta el número de victimas por ello.