La vida es como una montaña rusa. A veces nos suceden cosas que son verdaderos accidentes; otras nos saboteamos a nosotros mismos y somos nuestros peores enemigos. En ocasiones, la gente o la vida misma nos propinan una serie de golpes corporales que nos dejan desvastados.
Todos tenemos nuestros malos momentos. Sufrimos pequeñas irritaciones que no nos estremecen ni nos cambian la vida, pero nos causan una detención momentánea de nuestro progreso. A veces permitimos que esos incidentes sigan dando vueltas por un tiempo demasiado prolongado hasta provocarnos problemas que superan ampliamente su importancia. Digamos que está atrapado en algo así. Como resultado, sabe que no está tan amigable ni productivo como quisiera, asi que quiere salir de la apatía.
¿Qué hacer?
Primero reconozca que está en un estado de animo raro, apático.
Segundo Reconozca que su cambio momentáneo de pensamiento positivo a negativo no es permanente ni es una amenaza para su vida de modo que no será fatal. A la larga se acabará, así que en lugar de aguardar que una modificación en las circunstancias le ponga fin a la apatía, ¡tome una decisión consiente de acabar con ella!
Haga una acción inteligente, pida ayuda, la ayuda de Dios! porque esto es una gran batalla interna en donde necesitamos el favor divino. La biblia dice «Todo lo puedo en Cristo, que me fortalece», la fortaleza de Dios, la fuerza es la que puede sacarnos el momento difícil que estamos atravesando. Es lo que nos dará ánimo para transformar nuestros pensamientos negativos en positivos.
Recuerde; «Lo que depositamos en nuestra mente, es lo primero que saldrá a la luz». Es muy importante llenar nuestra mente con promesas divinas que transformen nuestra realidad.
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