Cuando yo era adolescente, me fui a trabajar en una tienda de tenis, aprender a armar raquetas de tenis en producción masiva. El propietario dijo que tendría que practicar al viejo estilo por un par de semanas y luego conserve esas raquetas de cuerda, asi clientes autorizados pasarán a pagarme. Después de un corto periodo de tiempo, me dio una nueva raqueta, un «Jack Kramer», para armar a uno de sus mejores clientes. Ni en la edad media del siglo vigésimo, no hubo escandalo mas fino… jeje
He trabajado con cuidado y lentamente, cuando termine me dijeron que el dueno de la tienda: «Espero que a el le gusta, porque lo hice lo mejor que pude.» El la miro y sonrió, y dijo: Yo tambien lo espero, porque es suya.»
Ese hombre me dio un regalo, que se prolongo durante mucho tiempo y luego se llevaban. Tenemos que hacer todo lo posible para tratar a las personas como nos gustaría ser tratados. Porque nunca se sabe cuando nuestras acciones pueden ser vueltos y ser bendecidos o tal vez abusados.
La palabra de Dios es clara: «Todo lo que se siembra, también cosechara.»
«Y todo lo que te venga a la mano, hazlo con todo empeño; porque en el sepulcro, adonde te diriges, no hay trabajo ni planes ni conocimiento ni sabiduría.» – Eclesiastés 9:10
Si hoy estás cosechando momentos de adversidad y de angustia, ten presente algo: Debes lo antes posible, sembrar lo correcto para que a su tiempo lo coseches.
Por otro lado Dios siempre está dispuesto a bendecir a quienes se vuelven a él. No demores, no sólo siembra lo correcto, además regresa a él.
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