De todos modos, hoy la prioridad es el abastecimiento más que los precios, reclaman en Economía. De ante mano rechazarán planteos de subas del 25%, aunque podría haber algún tipo de aceptación de una actualización, debido a que el acuerdo actual viene desde principios de agosto, y desde entonces la inflación fue de dos dígitos mensual.
Aceptar algún tipo de actualización, que no sería mayor a «un dígito» sería un guiño a las empresas que importan a pérdida una parte para abastecer el mercado local. Pero desde el Gobierno no convalidan el pedido del 25% de aumento: aseguran que los costos de las empresas “están en pesos”, y que cuentan con beneficios impositivos para importar y cambiarios para exportar una parte al tipo de cambio CCL, con el llamado «dólar petróleo».
En el caso de arribar a un acuerdo, no se avanzaría con la prohibición de las exportaciones que reclamó el ministro y candidato Sergio Massa durante el fin de semana en Tucumán. Además, para alcanzar un porcentaje bajo en los incrementos en un contexto de elevada inflación, el Gobierno volverá a posponer la aplicación del impuesto a los combustibles líquidos.
Los acuerdos de precios no se extenderían a más de noviembre. El 19 es el balotaje entre Massa y el candidato de LLA, Javier Milei. Sus propuestas para el sector son bien distintas: Massa plantea que tiene que existir un diferencial de precios entre el mercado local y el de exportación, debido a la incidencia que tiene el precio de los combustibles en la competitividad de la economía, por la estructura del transporte.
Mientras que del lado de Milei, consideran que tiene que existir igualdad entre los precios de exportación y los locales. En la actualidad, el “barril criollo” al que acceden las refinerías se paga a u$s 56, que es el que luego se utiliza para fijar el precio del litro de nafta, mientras que internacionalmente se paga a casi u$s 90, debido a un alza en los precios globales por el conflicto en Medio Oriente.