El ACV es la segunda causa de muerte en todo el mundo. Una respuesta, diagnóstico y tratamiento rápido pueden desempeñar un papel clave en la evolución de la enfermedad, evitando que se prolonguen secuelas duraderas
El accidente cerebrovascular (ACV) es una emergencia médica que puede cambiar la vida de una persona en cuestión de minutos. El ACV ocurre cuando el flujo sanguíneo, hacia una parte del cerebro, se reduce o se interrumpe, lo que puede causar un daño irreversible por falta de oxígeno y nutrientes. Para los pacientes con accidente cerebrovascular, el tiempo es fundamental. En un ACV pueden llegar a morir hasta 1,9 millones de células cerebrales por minuto. Por lo que una respuesta, diagnóstico y tratamiento rápido pueden desempeñar un papel decisivo en la recuperación, evitando que se produzcan secuelas duraderas.
Este domingo, como cada 29 de octubre, se conmemora el Día Mundial del Ataque Cerebrovascular (ACV), con el objetivo de informar y concientizar acerca de esta enfermedad que puede ser mortal o discapacitante.
En este contexto, Siemens Healthineers hace un llamado a la población en general y, principalmente a los grupos de riesgo (personas con padecimientos cardiovasculares, hipertensión arterial, diabetes, colesterol elevado, tabaquismo, ingesta de alcohol, sedentarismo, arritmias cardíacas y Covid-19) a informarse y permanecer atentos a los síntomas del ataque cerebral, así como acudir de manera inmediata a un centro de salud ante cualquier sospecha de un evento cerebrovascular.
El tiempo es clave
Es necesario reconocer los primeros signos de un ACV a través de la metodología F.A.S.T para un diagnóstico oportuno:
F (Face – Cara): ¿La persona tiene la cara caída de un lado o torcida?
A (Arm – Brazo): ¿La persona es incapaz de levantar ambos brazos por igual?
S: (Speech – Habla): ¿La persona tiene dificultades para hablar?
T (Time – Tiempo): Si nota alguno de estos síntomas, llame de inmediato a los servicios de emergencia. Cada minuto cuenta.
Los avances en tecnología médica están transformando el diagnóstico y tratamiento del ACV, permitiendo una atención más rápida y precisa. La angiografía, junto a la tomografía computarizada y la resonancia magnética proporcionan información mayormente significativa del área cerebral afectada, ayudando a los médicos a tomar decisiones de tratamiento seguras, mejorando así las perspectivas de recuperación de los pacientes afectados.
Actualmente, el ACV es la segunda causa de muerte en todo el mundo. Sin duda, es una razón por la cual se debe continuar trabajando por mejorar todo tipo de intervenciones, reforzar la prevención y ampliar el acceso a la salud a más personas. No solo para salvar vidas, sino también para permitir que los pacientes que experimenten esta condición médica puedan continuar con su vida, teniendo en cuenta retos como la discapacidad física, cambios en su forma de pensar y sentir, dificultades de comunicación, pérdida de trabajo, ingresos y relaciones.