Sáb, 7 de septiembre de 2024
Columna

¿Debo enseñar a mi hijo sobre armas?

Por José Ramírez – Académica de Tiro Deportivo Misiones

Respuesta corta: SI

En este momento cualquier anti armas que nos lea empieza a retorcer los ojos, un tic en el párpado y el estómago revuelto, y luego vendrá el inevitable ”están locos! jamás se le puede enseñar a un niño sobre armas!”. Sin embargo si usted realmente ama a su hijo, continuará leyendo este texto y analizará objetivamente que es un tema, que por más que a usted le incomode, debe abordarse con los más pequeños.

Vamos por partes

• ENSEÑAR SOBRE ARMAS  Vs. ENSEÑAR A USAR ARMAS. Existe una diferencia importante entre ambos conceptos.  Enseñar sobre armas implica educarlos sobre medidas de seguridad, sobre cómo actuar ante la presencia de un arma, reconocer que las armas no son juguetes, etc.  Por el contrario enseñar a usar armas implica educación en  manipulación y el uso práctico de un arma de fuego.

1) ¿A QUÉ EDAD PUEDO ENSEÑAR A MI HIJO SOBRE ARMAS?

 No existe una edad específica  para empezar el camino de educación con su hijo en este tema, ya que todos los niños son diferentes, un niño puede demostrar un nivel de madurez alto a los 3 años, mientras que otro de 5 años puede aún no estar listo. Reconocer cuando un niño es lo suficiente maduro es responsabilidad de los padres. Aún así hay aspectos de la educación en torno a las armas que se pueden empezar a repetir y reforzar desde que el niño tenga uso de razón, como lo son las reglas básicas de seguridad en manipulación de armas.

2)  ¿A QUÉ EDAD PUEDO ENSEÑAR A MI HIJO A USAR ARMAS?

De nuevo esto irá muy de la mano con el nivel de madurez de cada persona. Sin embargo los dos criterios que deberíamos mencionar acá sería primero que el niño ya haya interiorizado desde pequeño las reglas de seguridad en manipulación de armas y ya sepa, a través de un camino ya recorrido de años, que las armas de fuego NO son un juguete y que el mal uso de estas representan un peligro muy elevado. Segundo se debe tener siempre en consideración la legislación de su país, si en su país la práctica de disparo requiere un mínimo de edad, lo recomendable es siempre respetarlo para evitar complicaciones legales.

Si bien es cierto el uso como tal de un arma es algo más apropiado a partir cierto rango de edad (por tema de madurez) y el que los jóvenes del hogar sepan como manipular segura y correctamente un arma es importante, el enfoque de este artículo irá más sobre la educación en torno a las armas y no tanto al uso.

 •  PREFIERO AISLAR A MI HIJO DEL TEMA DE LAS ARMAS Y PRESEVAR SU INOCENCIA

Este es quizás uno de los principales errores de los padres, creer que por ignorar el tema podrán aislar a los pequeños en esa ”burbuja de amor” en la que creen que viven. ¿Quiere probar qué tan ilusa es esa forma de pensar? Entréguele a su hijo de 3, 4, 5 o más años una pistola de agua y sin decirle nada observe lo que hará. Casi sin excepción el niño tomará el arma de la empuñadura, la apuntará y pondrá su dedo sobre ese disparador de juguete, eso sin usted guiarlo ni explicarle absolutamente nada. La pregunta real NO es si su hijo va a recibir educación sobre las armas, la pregunta es ¿De quién quiere usted que la reciba? Hasta el momento la educación de su pequeño en cuánto armas la ha brindado Youtube, Netflix, Disney y cualquier otra empresa de entretenimiento de quien hayan consumido contenido. Todas estas le han enseñado ya, por medio de dibujos animados, películas, series o video juegos,  cómo funcionan, cómo se apuntan y cómo se disparan. Todo este conocimiento que nuestros hijos adquieren al consumir entretenimiento supone un riesgo muy alto para ellos, y se requiere de una participación activa de los padres para encausarlo.  A los ojos de un niño cuyo conocimiento se limita a lo que ha visto sobre una pantalla, un arma de fuego es simplemente un juguete, a los ojos de un niño que ha sido educado adecuadamente, un arma de fuego es una herramienta con un potencial  de causar lesiones si se usa de forma equivocada.

• ¿POR QUÉ DEBE MI HIJO APRENDER SOBRE ARMAS DE FUEGO?

Por más que usted no quiera  las armas de fuego están presentes en nuestra realidad social, desde el plano de la fantasía como las películas y dibujos animados al plano de la vida real. La probabilidad de que su hijo se vea expuesto a la presencia de un arma de fuego es latente. Quizás en su casa no tengan armas, pero  ¿sabría su hijo qué hacer si un compañero de escuela llevara un arma a clase?  ¿Sabría qué hacer si en un lugar público hubiera un arma sobre el suelo o quizás al visitar la casa de algún familiar o amigo? Si el concepto de su hijo sobre las armas se limita a que son ”un juguete”, su reacción en situaciones así puede ser sumamente peligrosa. Sobra decir que si en casa hay armas se hace mucho más evidente la necesidad de que su pequeño sea responsablemente educado sobre el tema.

• ¿CÓMO EDUCAR A MI HIJO SOBRE ARMAS?

1) Enséñele las reglas básicas de seguridad de manipulación de armas.

¿Se ha sorprendido alguna vez al escuchar a su hijo recitar todo un diálogo de alguna película o serie? Nuestros hijos son esponjas de conocimiento, tenga por seguro que si puede aprender canciones, diálogos de películas  y materia de escuela, pueden aprender sin lugar a dudas las tres reglas básicas en manipulación de armas. Estas reglas son sencillas y son universales precisamente para que sean fáciles de aprender y recordar en cualquier edad  A) Nunca se coloca el dedo en el disparador de un arma a menos que se quiera disparar B) Nunca se apunta un arma a nada que uno no quiera lastimar o destruir  C) Manipule toda arma como si estuviera cargada. De ahí podemos expandirnos aún más explicando cada regla y su importancia. Si nuestro hijo logra interiorizar cada una de estas reglas, sus posibilidades de mantenerse a salvo si algún día estuviera en contacto con un arma de fuego aumentarán exponencialmente.

2) Enséñele qué hacer si algún día estuviese expuesto a un arma.

No podremos estar con nuestros hijos el 100% del tiempo y no podemos saber qué tipo de crianza llevan los hijos de otras personas, por ende lo que nos corresponde es blindar en conocimiento a los nuestros para que su toma de decisiones  si llegasen a  verse frente a un arma sea la correcta.

  • NO SE TOCA, no nos acercamos, no revisamos si es real  o de juguete, no se toca
  • NOS ALEJAMOS, y si tengo amigos conmigo, les alejo también… esa arma puede representar un peligro para cualquier persona en cercanía
  • BUSCAMOS A UN ADULTO RAPIDAMENTE. El adulto será quien debe tomar responsabilidad sobre esa arma.

3) Enséñele lo peligrosa que puede ser un arma de fuego.

Por razones obvias no enseñaremos a nuestros pequeños vídeos de violencia gráfica, sin embargo hay material de sobra con demostraciones de lo que un impacto de bala puede realizar sobre objetos. Uno de las mejores ayudas visuales es el efecto de balas  sobre sandías. De esa forma podremos demostrarles las capacidades reales de un arma de fuego, las cuales están muy alejadas de lo que les muestran sus dibujos animados.

4) No alimente su curiosidad.

Si en casa hay armas de fuego uno de los errores más grandes suele ser tratar de ocultarlas de los pequeños y hacer como si no existieran. Ellos son curiosos por naturaleza, por lo que por más que usted trate de esconderlas  tenga por seguridad que tarde o temprano las encontrarán.  Tampoco las maneje como un tema tabú. Dígale a un niño que X cosa no se puede tocar nunca y ¿qué cree que hará tan pronto tenga oportunidad de hacerlo a escondidas? Por el contrario remueva el factor misterio/morbo de las armas, sea transparente y dele a su hijo la confianza de acercarse a usted y evacuar dudas. Si algún día nace el interés de tocar el arma, lejos de alejarlo y regañarlo, tómelo como una oportunidad de enseñanza, asegurando que el arma esté completamente descargada, permítale verla (no manipularla), permítale satisfacer esa curiosidad innata de los niños. ¿Prefiere que su hijo trate de accesar el  arma solo y a escondidas o en compañía suyo en un ambiente controlado?  Notará como su interés en el arma cada vez será menor porque poco a poco irá perdiendo esa cualidad de ”tabú” que algunos imponen a un arma de fuego. El niño aprenderá que no es necesario buscar esa arma a escondidas porque su papá o mamá le permitirán verla con solo pedirlo y podrá hacer preguntas sobre ella.

En este punto debemos hacer hincapié que al indicar que el arma NO debe esconderse no es sinónimo de que deba dejarse al acceso libre de los niños (o de cualquier otra persona en el hogar). Toda arma debe ser debidamente resguardada en una caja de seguridad o algún compartimento similar donde el acceso sea restringido.

5) Aproveche oportunidades de enseñanza

Los usos equivocados de armas de fuego los vemos cada semana, en películas, en noticias, e inclusive en la vida real. Si usted está en compañía de su pequeño al observar algo que no debería hacerse con un arma de fuego, aproveche la oportunidad para repasar temas sobre uso responsable de las mismas. Se sorprenderá como eventualmente será el propio niño quien le hará observaciones sobre el tema cuando observe actitudes equivocadas en otras personas.

6)  Lidere con el ejemplo

Como todo en la vida, será sumamente difícil lograr que su hijo reciba información y esté dispuesto a aprender  si no observa primero el ejemplo en usted mismo. Si pretende que su hijo memorize  e interiorice las reglas de seguridad, las debe interiorizar usted primero. Si usted posee un arma de fuego, asegúrese de crecer como usuario, capacítese regularmente  y dele a su hijo el mejor modelo a seguir en torno al uso responsable de armas de fuego.

Es recurrente leer lamentables noticias sobre niños que accionaron un arma de fuego hacia sí mismos o hacia algún familiar o amigo, eventos que pudieron haberse evitado si ese niño hubiera sido educado y hubiese entendido que las armas no son juguetes y que su manejo requiere suma responsabilidad.  Nunca menosprecie la capacidad de aprendizaje de su pequeño ni el riesgo que supone el no educarle en torno a las armas de fuego. En el mejor de los casos, será conocimiento que llevará consigo durante toda su vida sin necesitarlo en alguna aplicación práctica. En el peor, será conocimiento que puede salvarle la vida propia y de otros.