Mié, 18 de septiembre de 2024
Motivación

Déjame solo

Navegando por internet, más precisamente en YouTube descubrí esta canción del compositor argentino Facundo Dening: Déjame solo

Déjame solo y orgullo poco a poco enterrará
El preciado tesoro
El diamante puro que es nuestra amistad

Déjame solo
Y ya no tendré que revelar los secretos
De este núcleo engañoso
Que es mi corazón acostumbrado al silencio

Déjame solo
Y así desarrollaré mi capacidad
Seré un sabelotodo
Y un necio al que no se le puede enseñar

El frio va a paralizarme
Las lluvias van a empantanarme
Y como árbol caído voy a quedar

 

La vida cristiana se forma en el amor a Dios y a las personas, a nuestros hermanos. No hay manera que seamos cristianos, si nos aislamos de la Familia de Dios, en la primera carta de Pedro 5:8 nuestro enemigo está buscando a quien devorar. Y el ataque se produce a la oveja que se aleja un poquito del rebaño. Somos Hijos de Dios, Herederos de sus Promesas, Hermanos unos de los otros

Formar parte de una iglesia produce o debe producir que nos estimulemos los unos a los otros.

Preocupémonos los unos por los otros, a fin de estimularnos al amor y a las buenas obras. No dejemos de congregarnos, como acostumbran hacerlo algunos, sino animémonos unos a otros, y con mayor razón ahora que vemos que aquel día se acerca.

Hebreos 10:24–25.

La iglesia no es solo un lugar de encuentro, como si fuera un club, es un organismo vivo. Somos parte los unos de los otros, los alegramos con los que se alegran y sufrimos con los que sufren. Si alguien se duele todo el cuerpo sufre. 1 Corintios 12:12-14

“Porque, así como el cuerpo es uno, y tiene muchos miembros, pero todos los miembros del cuerpo, siendo muchos, son un solo cuerpo, así también Cristo. Porque por un solo Espíritu fuimos todos bautizados en un cuerpo, sean judíos o griegos, sean esclavos o libres; y a todos se nos dio a beber de un mismo Espíritu. Además, el cuerpo no es un solo miembro, sino muchos”.

El amor es la única manera en que nuestro testimonio afecta al mundo.

Hace tiempo Marcos Vidal escribía:

Antes les llamaban nazarenos, después cristianos
Hoy no saben ya cómo llamar a cada grupo,
hay tantos…
Antes al mirarles se decían: ¡Ved cómo se aman!,
hoy al contemplarles se repiten:
¡Ved cómo se separan!

En muchos sentidos, es en la relación con los demás donde la vida cristiana alcanza su máxima expresión. La obra de santificación de Dios en nosotros tiene mucho que ver con la forma en que nos relacionamos con los demás. Con frecuencia, Dios utiliza a los demás para que nos poden, ya sea ayudándonos para que aprendamos a perdonar, a ser humildes o a dar un buen ejemplo. Es también en la relación con los demás donde podemos hacer cosas como servir y amar bien.

El hierro se afila con el hierro y el hombre al relacionarse con el hombre. Proverbios 27.17

La Iglesia de Cristo no debe ser un aglomerado de individuos que, por casualidad, concuerdan con las mismas ideas. Ella está ligada como un organismo vivo en una unidad corporal. Es verdad que un cuerpo es una organización, pero es mucho más que una organización de células, tejidos, órganos y sistemas. La esencia de un cuerpo está en que él consiste de millares de células que comparten mutuamente de una vida. Todas las células tienen vida y reciben vida y comparte vida las unas a las otras.

Es el compartir de la vida que diferencia un cuerpo de una sencilla organización. Una organización deriva su poder de la asociación de individuos, más un cuerpo deriva su poder compartiendo vida. “Un cuerpo, y un Espíritu, como fuisteis también llamados en una misma esperanza de vuestra vocación; un Señor, una fe, un bautismo, un Dios y Padre de todos, el cual es sobre todos, y por todos, y en todos”. (Efesios 4:4-6).

 Le pido a Dios que el amor de ustedes desborde cada vez más y que sigan creciendo en conocimiento y entendimiento. 10 quiero que entiendan lo que realmente importa, a fin de que lleven una vida pura e intachable hasta el día que Cristo vuelva. 11 Que estén siempre llenos del fruto de la salvación—es decir, el carácter justo que Jesucristo produce en su vida—[a] porque esto traerá mucha gloria y alabanza a Dios. filipenses 1:9-11