Cada 29 de noviembre se conmemora el Día Internacional del Jaguar, fecha establecida por la Conferencia de las Partes del Convenio sobre Diversidad Biológica en 2018, con apoyo de la Organización de las Naciones Unidas (ONU).
Este felino es el más grande de América y el tercero del mundo, después del tigre y el león. De acuerdo a la declaración de este día, se trata del depredador insignia de la cultura prehispánica y guardián de los hábitats naturales de este continente. Además, destacaron su papel como indicador de salud en los ambientes donde habita.
En el territorio argentino, este animal es considerado Monumento Natural Nacional desde el año 2001, así como también recibió la categoría provincial en varias jurisdicciones del norte.
El rey de la selva tropical y subtropical
Su nombre se traduce como La verdadera fiera en idioma guaraní. Es un estupendo nadador, caminante incansable y poderoso cazador, que puede recorrer enormes distancias en una sola jornada y ni siquiera los caudalosos ríos Iguazú, Paraná o Bermejo pueden cortarle el paso.
Su capacidad de adaptación le permite vivir tanto en la selva más espesa como en sabanas abiertas, zonas anegadas y hasta desérticas. Si bien prefiere las grandes presas como pecaríes, jóvenes tapires, corzuelas y pacas, también devora lagartos, caimanes y serpientes, pequeños roedores y hasta aves menores. Captura animales netamente arborícolas como los monos, pesca en ríos y arroyos y, en ocasiones, come algún fruto.
La situación del yaguareté es complicada. De hecho, se encuentra en peligro de extinción. La Red Yaguareté estima que quedan menos de 250 Yaguaretés adultos en todo el país, divididos en tres poblaciones distintas. En primer lugar están las Yungas de Salta y Jujuy, mientras que la segunda es la Región Chaqueña (casi exclusivamente en Chaco Seco). A esto se agregan las porciones de la selva paranaense o misionera.