Cada 18 de abril se celebra el Día Mundial del Radioaficionado con el objetivo no solo de recordar la fundación de la Unión Internacional de Radioaficionados (IARU) que tuvo lugar ese día del año 1925, sino, fundamentalmente, reivindicar el trabajo desempeñado por los radioaficionados que, día a día, prestan un servicio a la sociedad, y que consiste en la transmisión de mensajes para mantenerlos informados de los distintos acontecimientos que ocurren a lo largo y ancho del planeta, especialmente en situaciones de emergencia.
Un radioaficionado es la persona encargada de transmitir información, ya sea a través de una emisora de radio como por sus propios medios. Y, para ello, necesita una serie de permisos y de credenciales que avalen su trabajo, además de la autorización como radioaficionado y de una licencia de estación.
Tal como se la conoce actualmente, la radioafición surgió a comienzos del siglo XX, más precisamente en el año 1908, logrando el reconocimiento formal recién en la Convención Internacional de Radiotelegrafía que se llevó a cabo en 1927 en Washington, Estados Unidos.
A partir de 1900 se construyeron los primeros transmisores a través de los cuales se podían enviar mensajes en código Morse , en tanto que más tarde nacieron los primeros clubes de radioaficionados que dieron lugar a las grandes asociaciones de radioaficionados a nivel mundial.
Si bien durante las décadas siguientes se produjeron las primeras comunicaciones entre grandes distancias y durante la Segunda Guerra Mundial hubo un alto en la radioafición, gracias a los primeros viajes al espacio que tuvieron lugar en la década del ´50, se produjo un gran auge tras el lanzamiento del primer Sputnik.
Así, durante la década del 60, la radioafición estuvo mucho más cerca de la era espacial gracias a los satélites que fueron creados por los radioaficionados. En tanto que a partir de los 80 se dieron los avances tecnológicos más importantes y se comenzó a introducir la llamada era digital, donde fue posible que los radioaficionados pudieran mantener contacto de manera directa con los astronautas.
La llegada de Internet también implicó un gran avance en la radiodifusión y hoy es posible el diseño de programas para la comunicación digital y que también pueden usarse para la radioastronomía.
Gracias a la radioafición y a los radioaficionados fue posible que el ser humano haya expandido nuevas industrias, construido economías y contribuido a que no se pierdan vidas producto de las guerras, las catástrofes y los desastres naturales.