En Misiones, el mascotismo es una preocupación constante. El tráfico de fauna silvestre -principalmente de monos, loros y coatíes- es un negocio ilegal que afecta gravemente la biodiversidad. Según el comisario Maximiliano Jaques, director de la Dirección de Defensa del Medio Ambiente (DDMA) de la Policía, esta problemática está estrechamente relacionada con el tráfico de animales, más que con una cuestión cultural. Afirmó que “el mascotismo es otro negocio de los cazadores”.
El Ministerio de Ecología aborda esta situación mediante campañas de concientización, como “En Misiones NO se caza”, que busca sensibilizar a la población sobre los peligros de la tenencia de animales silvestres como mascotas. Sin embargo, las estadísticas siguen mostrando un elevado número de casos de tráfico y posesión ilegal.
En ese aspecto, el comisario Jaques resaltó que “en 2023 se trabajó fuerte en relación al mascotismo” y que en 2024 las denuncias habían disminuido, lo que atribuyó a “la toma de conciencia por parte de los ciudadanos”, a pesar de la persistencia del problema.
Los traficantes usan las redes para ofrecer animales
Los métodos utilizados por los traficantes son cada vez más sofisticados. A través de redes sociales, se ofrecen animales como monos caí, loros y cotorras a precios elevados. Un caso representativo fue el de un poblador de San Vicente, que en 2022 intentó vender un margay -felino silvestre- a cambio de dinero y una moto. Este animal, conocido por su agilidad y capacidad para trepar, es uno de los más cotizados entre los cazadores ilegales. Afortunadamente, fue rescatado por la Policía.
Jaques comentó sobre este caso que “se trata del felino silvestre más trepador de la Argentina, agilidad que le permite alcanzar sitios inaccesibles para otros cazadores”.
Ultimamente, Posadas, Eldorado y Oberá son las ciudades donde más se concentran los operativos de rescate, con un foco particular en localidades como Garupá y Candelaria.
En la mayoría de los casos, las personas que tenían los animales los entregaron voluntariamente, en muchos casos porque no podían costear su mantenimiento, como sucedió con algunos guacamayos. “En muchos casos, no podían mantenerlos. Sucedió, por ejemplo, con algunos tenedores de guacamayos, que no podían costearles la dieta”, explicó el policía.
No obstante, en ocasiones, la policía se vio obligada a recurrir a la justicia para recuperar los animales. “Lamentablemente, cuando volvimos con la orden, ya habían hecho desaparecer a las aves”, recordó Jaques. Esta es sola una de las dificultades de aplicar la ley cuando los infractores esconden a los animales para evitar su confiscación.
La problemática de fondo del mascotismo
Uno de los mayores problemas que enfrentan los animales rescatados es la reintegración a su hábitat natural. Puntualmente, Jaques explicó que el mascotismo impide que los animales desarrollen las habilidades necesarias para sobrevivir en su entorno, como encontrar comida o defenderse de otros depredadores.
“Las personas que tienen en casa fauna autóctona difícilmente admiten el origen real del ejemplar. Muchos hablan de regalos de familiares, pero sabemos que el tráfico ilegal está detrás”, señaló el comisario. En ello, agregó que la mayoría de los animales rescatados provienen del norte de la provincia.
No obstante, aclaró que “hay gente que, consciente de la infracción, avisa de la presunta aparición casual de fauna silvestre en su propiedad. Luego se determina que se trata de animales mascotizados”. Por eso, destacó el trabajo conjunto entre la DDMA, el Ministerio de Ecología y otras fuerzas ha sido clave para reducir la cantidad de animales mascotizados en la provincia. A través de patrullajes y monitoreos en redes sociales, las autoridades han logrado identificar y rescatar a muchos ejemplares.
A pesar de los avances, el comisario reconoció que el mascotismo sigue siendo una problemática que tiene graves consecuencias en Misiones. Allí, el trabajo de concientización realizado por las autoridades es fundamental para seguir reduciendo los casos. Desde Ecología recordaron que las denuncias pueden realizarse de forma anónima a través de las cuentas de redes sociales de la DDMA o al 911.