En una jornada inolvidable para el deporte mundial, España e Inglaterra se vieron las caras en el estadio Olímpico de Berlín. Tras la consagración de Carlos Alcaraz en Wimbledon, el combinado ibérico se presentó en la capital de Alemania con la misión de escribir una nueva página dorada en su exquisita historia. Es que no había antecedentes de un país que celebrara la conquista de la Eurocopa el mismo día que un singlista coterráneo en el Grand Slam del Reino Unido.
Como marcaban todos los pronósticos, el combinado liderado por Luis de la Fuente fue el que intentó imponer condiciones a través del dominio territorial a cargo de Fabián Ruiz y Rodri, junto con la velocidad de Nico Williams y Lamine Yamal. En contrapartida, Gareth Southgate planteó un esquema mezquino basado en un férreo bloque defensivo para apostar por los contragolpes interpretados por Bukayo Saka y Phil Foden.
Con una actividad prácticamente nula de los arqueros durante la etapa inicial, el público local se entretuvo silbando a Marc Cucurella, dado que los alemanes presentes recordaban con fastidio al defensor catalán por la mano que no sancionaron en la semifinal que pudo derivar en un penal que hubiera cambiado el destino de aquel encuentro.
En la reanudación del pleito La Furia no sintió para nada la lesión de Rodri, quien debió ser reemplazado por Martín Zubimendi. Los ibéricos se ajustaron a su libreto y el piberío le dio la posibilidad de abrir el marcador. Una impecable intervención de Lamine Yamal continuó con una asistencia perfecta para el arribo de Nico Williams. Y el delantero del Athletic de Bilbao resolvió con un remate cruzado, imposible para Jordan Pickford: ventaja, superioridad y confianza para un seleccionado que se entusiasmaba con su cuarta corona.
La claridad de Dani Olmo y la jerarquía de Álvaro Morata fueron otros argumentos de los españoles para estirar la ventaja. Sin embargo, Inglaterra reaccionó con la categoría de Jude Bellingham, quien se las ingenió para amenazar a Unai Simón con remates que se fueron a centímetros de los palos. Un análisis extra mereció la decisión de Gareth Southgate, quien reemplazó a Harry Kane por Ollie Watkins cuando el resultado estaba adverso. Sacar de la cancha al goleador que podría brindar la solución a través de la vía aérea fue una postura que no pasó desapercibida en Alemania. Mientras tanto, Pickford seguía revolcándose para desviar los disparos de Lamine Yamal para mantener a su equipo en la lucha por la igualdad.
El milagro sucedió cuando Cole Palmer sorprendió a Unai Simón con un rasante disparo que se clavó en el palo más lejano del arquero y sentenció el 1 a 1. El reemplazante de Kobbie Maino le dio vida a un espectáculo notable que paralizó al planeta. Y los neutrales se entusiasmaban con la posibilidad de extender el choque al tiempo suplementario.
Williams y Lamine Yamal continuaron lastimando a Inglaterra y Pickford seguía volando de palo a palo para mantener la igualdad. Sin embargo, a los 42 minutos Cucurella se proyectó en el ataque y habilitó a Mikel Oyarzabal, quien se convirtió en héroe al sellar el 2 a 1 en el final.
Dicen que no hay gloria sin sufrimiento. Y así lo entendió España, dado que en una de las últimas escenas Declan Rice se elevó en el área ibérica y paralizó los corazones de La Roja. Los reflejos de Unai Simón evitaron el agónico empate, aunque el rebote cayó en la cabeza de Bukayo Saka, quien volvió a buscar el arco adverso, pero no tuvo en cuenta el sacrificio de Dani Olmo.