Las rutas parecen no solo estar llenas de baches, sino también de decisiones políticas cuestionables. La reciente designación de Héctor Kovalski, propietario de una emisora de radio, como nuevo coordinador de la Unidad Regional 5 de Vialidad Provincial, no solo desconcierta, sino que revela que, en esta carretera del oportunismo, la experiencia y los estudios son irrelevantes.
Sin conocimientos técnicos ni formación en ingeniería vial, Kovalski asume el mando de una institución cuya misión es crucial «garantizar la construcción y mantenimiento de rutas, caminos y puentes» en una provincia en constante expansión. Pero acá no se trata de mérito ni competencia; la historia detrás de este nombramiento parece seguir un guion familiar. Tras el fallecimiento de su hermano, Hugo Kovalski, quien ocupaba el cargo, el pacto político era claro: el apellido debía mantenerse.
Lo más llamativo no es solo su falta de idoneidad. Kovalski carga en su historial un procesamiento por tentativa de extorsión, confirmado en 2010 por la Cámara de Eldorado. Según los antecedentes judiciales, utilizó su emisora para difamar a una empresa que se negó a contratar publicidad, un acto que el tribunal calificó de extorsivo. Aunque la pena fue excarcelable, el precedente de abuso de poder mancha su designación.
Vialidad Provincial, una institución que debería ser símbolo de progreso y desarrollo, queda ahora en manos de alguien cuya única conexión con las rutas parece ser la construcción de puentes… pero no de los físicos, sino de los políticos. La experiencia se sustituye por lealtades y los currículums se miden más por apellidos que por competencias.
¿Quién pierde? Las comunidades que esperan caminos transitables, puentes seguros y respuestas efectivas. Pero, al parecer, los caminos del oportunismo son más importantes que los de la eficiencia.
Billetera mata galán. Contacto mata currículum…