Mariane Ruthlein, en una entrevista en el programa «Buscale la Vuelta» de Melania Schick en Eldópolis Radio 106.3, habló sobre su vida, las dificultades por las que tuvo que pasar con su hijo, todo lo que aprendió con él y de cómo le inspiró a estudiar a los 47 años.
¿Trabajabas desde chica?
«Sí, yo trabajaba en la confitería de mi papá, “Confitería Montecarlo”, que estaba en Eldorado, sobre la avenida San Martín, frente al Banco Nación”.
¿Por qué se llamaba “Confitería Montecarlo” si estaba en la ciudad de Eldorado?
“La confitería se llamaba así porque mi papá nació en Montecarlo y pasó los mejores momentos de su infancia en esa ciudad. Cuando creció se fue a estudiar a Córdoba y ahí aprendió a hacer todas esas exquisiteces durante 5 años. Cuando volvió se enamoró y formó su familia en Eldorado”.
La Confitería Montecarlo tenía productos que la distinguía de otras, como las medialunas especiales y las trufas que tenían un sabor justo.
“Si , encima la trufa era de la miga del bizcochuelo, tenías que calcular a ojímetro no se calculaba con una proporción, entonces, que siempre hayan salido con el mismo gusto era por la calidad de la mano del pastelero. Pero,sin dudas, durante años para el Club de Leones se hacía tortas de “Sarah Kay”. Otros productos que salían mucho eran la torta Selva Negra, la torta de coctel de frutas, palmeritas, masas finas, medialunas simples, palitos de queso, y más… hasta el día de hoy me quedan en la memoria del paladar esos sabores”.
Tenían muchos clientes, ¿Por qué cerraron?
“Se cerró por malas decisiones”
¿Vos, sabés hacer esos productos?
“No, porque no me enseñaron. Sé hacer el procedimiento, cómo se hace una palmerita, cómo se hace una medialuna, pero no es mi rubro . No quiero saber nada”.
Hace poco ayudaste a una persona internada en el hospital ¿Por qué te comprometiste tanto con su recuperación?
«Yo acudí porque sentí empatía, en su momento, esa persona me ayudó cuando yo estuve en problemas, tuvo mucho afecto conmigo, yo tenía un hijo con discapacidad y era bastante aguda la situación. Tras todas las internaciones que él tuvo gané experiencia. Mi hijo no tenía sostén encefálico, usaba botón gástrico, silla de ruedas. Por eso, mi hijo fue mi maestro, él me cambió la vida, me puso los pies sobre la tierra”.
¿Cómo se llamaba?
“Se llamaba Amaro Eliseo”.
¿Hasta que edad lo tuviste de regalo?
“Falleció diez días antes de cumplir los nueve años. Muchas veces la gente toma esto como algo feo, algo difícl … pero hay que buscarle la vuelta. Desde el agradecimiento, desde lo que uno puede aprender de la gente, hacer reflexiones todos los días de todo lo que tenemos.
A mi hijo nunca le faltó nada, yo no habría permitido que le falte algo. Mi hijo no podía comunicarse, él no veía, no hablaba, tenía una parálisis cerebral, una situación de salud muy compleja. Desde que estaba en la panza, después de la primer ecografía, sabíamos que venía con problemas. Mi hermana y mi exesposo me miraron y preguntaron que íbamos a hacer y, bueno, hay que ocuparse, teníamos que buscarle la vuelta.
Siempre estuvo mi hermana ayudando y asesorando… Hasta que vos te das cuenta, se va desarrollando ese bebé, te das cuenta de que no levanta la cabeza, no responde a ciertos estímulos, ahí te vas dando cuenta de a poquito”.
¿Pensaste en abortar?
“No. Me lo ofrecieron, porque me dijeron que tenía una porción menos del cerebro, que iba a ser un problema, pero no quise. Después, durante el parto, tuvo otras complicaciones , le faltó oxígeno al cerebro… pero esas son cosas que antes las decía llorando y que con mucha terapia se van superando y hay que buscarle la vuelta.
Mi hijo fue mi maestro más grande”.
Cuando se cierra la confitería, ¿saliste a trabajar para mantener a tu hijo ?
“No, con el tema de salud de mi hijo, estuve dedicándome a él por nueve años. No hubo aportes económicos. Tenía una pensión para él, pero remándola con la cuota de alimentos. Después de que falleció él, estuve trabajando en un Centro Barrial, más tarde una amiga me dijo que vaya a el hogar de adultos mayores para enseñar pintura. A partir de ahí comencé a tener más relación con el trato a los adultos”.
Hace poco comenzaste a estudiar una carrera también…
“Por todo lo que viví, decidí estudiar. Yo tengo 47 años y comencé “Acompañamiento Terapéutico”. Después de la muerte de mi hijo viví mi duelo por mucho tiempo hasta que me dije que no me iba a quedar en mi casa a llorar y esperar a que alguien venga a sentir lástima, por eso decidí ir al Asilo de Ancianos por la satisfacción de dar.
Me gusta la frase de un escritor, Mario Alonso Puig; expresaba el paradigma de la Felicidad diciendo:“dar es multiplicar”. No sólo tenemos que ver y quedarnos con lo que vimos en internet, sino que hay que moverse, levantarse y salir de la casa para activar desde lo que uno pueda».
¿Qué le dirías a esa persona que tiene un familiar con problemas mentales, o de salud difícil?
“Que tenga fe, que cante con esas personas, que le abrace. Hay que tratar de ser feliz y hacer felices a los demás , que le de el amor suficiente y mucho Vivir el día a día…
Yo sé que hay mucha adversidad lo viví en carne propia, noches enteras en el hospital…mi hijo falleció en mis brazos y la gente del hospital me ayudó muchísimo, escucharon como yo dije te amo hijo .. y ya está … él queda para toda la vida en mi corazón, en el corazón de las hermanas. No puedo más que agradecer, ser agradecido te abre puertas, oportunidades, se te abre el mundo, se te abre la cabeza, agradecer cada amanecer”.
Muchísimas gracias por compartirnos tu historia.
“El gracias es mutuo”.