Como cada 4 de septiembre, este miércoles se celebra en el país el Día de la Secretaria, momento en el que se homenajea específicamente a las mujeres que realizan esta tarea indispensable en distintos rubros y establecimientos. El origen de la fecha elegida posee versiones distintas, siendo dos las más aceptadas y repetidas.
Una de las historias que le habrían dado vida al día de festejo se remonta a la segunda etapa de la Revolución Industrial, en el siglo XIX, cuando el inventor estadounidense Christopher Sholes diseñó la primera máquina de escribir, en 1873.
Lilian, la hija de Sholes, probó la creación de su padre, convirtiéndose así en la primera mujer dactilógrafa, disciplina de quienes se especializaban en la escritura mecánica, algo que para esa época era toda una habilidad, ya que el teclado era un instrumento completamente nuevo.
Con el tiempo, estos aparatos comenzaron a ser fabricados masivamente por varias empresas y a ser utilizados en diferentes espacios, principalmente por mujeres, que eran las que mayormente cursaban la carrera de mecanografía.
Un siglo más tarde, y en homenaje al invento de Shloes, los fabricantes de las máquinas de escribir celebraron la fecha y planearon concursos para destacar a la mejor dactilógrafa. Ese festejo se repitió cada año hasta lograr que la fecha se fijara como el Día de la Secretaria, aunque cada país optó por hacerlo en diferentes días.
La otra versión sobre el origen de esta celebración se remonta al siglo pasado: en 1942, en Estados Unidos se reconocieron los derechos de estas trabajadoras y se creó la Asociación Nacional de las Secretarias.
Una década después, María Barret, presidente de esa asociación y reconocida activista de la causa, organizó un evento que reunió a todas las secretarias y establecieron una fecha en honor a su labor: “la Semana Nacional de las Secretarias”.
Con el apoyo de C. King Woodbridge, presidente de Dictaphone Corporation (una empresa que fabricaba máquinas de dictado), y de Harry F. Klemfuss, un publicista que percibió el potencial de la idea de elegir un día para reconocer el trabajo de las administrativas, el mundo se sumó a la iniciativa y empezaron a celebrarlo.
Por otra parte, durante la década de los 60, las mujeres de América Latina reclamaron posiciones de trabajo, igualdad de oportunidades y salarios más justos, lo que derivó en los inicios de la década siguiente en la realización del primer Congreso Interamericano de Secretarias en Buenos Aires.