Vie, 22 de noviembre de 2024
Nacionales

Más de un millón de niños y adolescentes saltean una comida por falta de dinero en sus hogares

Más de un millón de niñas, niños y adolescentes en Argentina dejó de comer alguna comida -desayuno, almuerzo, merienda o cena- por falta de dinero, una situación que también afecta a 3 millones de adultos, según una nueva encuesta presentada este miércoles por UNICEF. La insuficiencia en los ingresos también generó una reducción del 67% en el consumo de carne y del 40% en la ingesta de frutas, verduras y lácteos.

La inestabilidad laboral y la insuficiencia en los ingresos de los hogares con chicas y chicos son las principales causas de esta situación, de acuerdo con la Encuesta Rápida sobre la situación de la niñez y adolescencia 2022 de UNICEF. Según este relevamiento, uno de cada tres hogares no puede cubrir sus gastos corrientes y el 50% no puede solventar los gastos escolares, como comprar libros y útiles.

La falta de recursos también condiciona la salud: uno de cada cuatro hogares dejó de ir al médico o al odontólogo, casi un 20% suspendió la compra de medicamentos.

Más de un 30% tuvo que recurrir a ahorros o al pedido de dinero a familiares para poder hacer frente a necesidades básicas. Ante la falta de recursos, el 20% de los hogares recurrió al endeudamiento, con un crédito bancario o apeló a prestamistas informales.

«En la pandemia decidimos iniciar un ciclo de encuestas a familias con niñas, niños y adolescentes para entender cómo estaban atravesando la situación, por la importancia de la evidencia para acercarle la situación de la niñez a quienes toman decisiones y también para nuestras acciones de apoyo en el país. Después de cinco encuestas decidimos hacer esta sexta, y mandamos la información a las más altas autoridades del gobierno para que las políticas públicas se enfoquen a la niñez», dijo en la presentación Luisa Brumana, Representante de UNICEF Argentina.

​»Nos preocupan especialmente los problemas económicos de los hogares porque afectan directamente a niños, niñas y adolescentes, con consecuencias nutricionales, la suba de la búsqueda de trabajo y el aumento de la deserción escolar, es una cadena», sostuvo Olga Isaza, Representante adjunta de UNICEF Argentina.

«Hay una dificultad de acceder a los alimentos, y dejar de hacer comidas por falta de ingresos es muy preocupante. Hay endeudamiento, se toman préstamos informales, fiados, tarjetas de crédito», enumera Isaza, que también habla de los efectos sobre el aprendizaje, la carga desmedida sobre las mujeres y la falta de cuidados.

El riesgo de inseguridad alimentaria también se refleja en el hecho de que el 36% de los hogares con chicas y chicos dejó de comprar algún alimento por no tener dinero. Y llega al 50% en hogares que reciben la Asignación Universal por Hijo (AUH), la Tarjeta Alimentar, hogares numerosos, con jefatura femenina o endeudados.

En aquellos casos donde el padre no vive en el hogar hay otra presión adicional sobre los ingresos: una de cada dos mujeres afirma no recibir la cuota alimentaria, en tanto llega al 63% cuando se considera quienes solo la perciben de forma esporádica. Esta situación se agrava en los hogares en situación de mayor vulnerabilidad social.

La insuficiencia de ingresos también favorece que las y los adolescentes realicen actividades económicas, que tienen impactos negativos sobre sus trayectorias escolares, entre otras vulneraciones de derechos. Los datos muestran que esta situación se sostiene desde el inicio de la pandemia: 1 de cada 4 adolescentes realiza actividades orientadas al mercado y un 10% busca trabajo.

Sistema de protección

“El sistema de protección de ingresos sigue siendo un pilar central para proteger a las familias en situación de mayor vulnerabilidad. La encuesta confirma que el 55% de los hogares con niñas y niños es alcanzado por alguna medida de protección social –afirma Brumana-. En situaciones de crisis económicas, el Estado debe garantizar que la niñez y la adolescencia sea protegida a través de presupuestos y políticas inclusivas que les permita salir de la pobreza y la indigencia”.

“Los resultados del estudio muestran que hay un declive de la clase media donde la insuficiencia de ingresos genera la necesidad de usar ahorros o endeudarse para mantener condiciones de vida mínimas para la niñez, mientras que en aquellos hogares ya situados en la pobreza el resultado es la falta de un plato de comida”, dijo Sebastián Waisgrais, Especialista en Inclusión Social de UNICEF Argentina.

«Es necesario fortalecer el sistema de protección. La ampliación de la Asignación Universal por Hijo a grupos que están excluidos y la búsqueda activa de niños y niñas que no acceden a las prestaciones, son acciones que deben ser fortalecidas. También es necesario revisar la suficiencia y capacidad protección de las prestaciones teniendo en cuenta la aceleración inflacionaria como condición necesaria para sacar a los niños de la pobreza y erradicar la inseguridad alimentaria en la niñez», dice Waisgrais a Clarín.

«Debe asegurarse que en la inmediata discusión presupuestaria 2023, la inversión pública en educación, salud, nutrición, agua, saneamiento, vivienda e infraestructura básica esté protegida, con incrementos reales en el tiempo«, agrega.

«Atacar la pobreza en la niñez es una de las maneras más eficaces de combatir a la pobreza en general. De la misma manera que la riqueza se hereda, la pobreza también y una manera de erradicarla es cortar el circuito de reproducción», asegura Waisgrais.

«Fortalecer el programa de protección social. Para garantizar derechos es imprescindible proteger en términos reales los programas que van directo a los niños, niñas y adolescentes, que nunca pueden ser la variable de ajuste en las crisis sociales«, concluye Isaza.

Invertir en la infancia

«Invertir hoy en la infancia asegura que todos los derechos estén garantizados. El derecho a la salud, a la educación, a la nutrición a la protección, a la seguridad social, entre muchos otros», dice Brumana a Clarín.

«Si un niño o niña tiene todos estos derechos garantizados desde la primera infancia, tendrá más oportunidades de sobrevivir y prosperar, de ser más productivo, insertarse mejor a la sociedad y contribuir a crear sociedades inclusivas, pacíficas y prosperas. Además, invertir a tiempo le cuesta menos al Estado, si un niño o una niña se alimenta mal es más propenso a sufrir enfermedades crónicas como la diabetes, que no solamente disminuye su calidad de vida, sino que implica gastos para el Estado. A la vez, un adolescente que no concluye su educación tendrá muchas menos posibilidades de vincularse al mercado de trabajo y de recibir salarios dignos», agrega.

«Si una niña es abusada o maltratada difícilmente aprenderá a tener relaciones basadas en el respeto y la dignidad. Invertir en la infancia garantiza un presente adecuado para cada niño, niña y adolescente y un futuro próspero y sostenible para el individuo y para el país«, concluye.

Otros impactos sobre la niñez y la adolescencia

Impactos socioemocionales: se reduce la incidencia de las alteraciones con las comidas y con el sueño, así como los problemas de comunicación en los niños y niñas más pequeños.

Aprendizajes: el 50% de los hogares considera que los niños, niñas y adolescentes finalizará el nivel en curso con menos aprendizajes de los que deberían haber logrado. El 33% plantea que sus hijos e hijas verán afectado su desempeño futuro como estudiantes. Y el 50% de los y las adolescentes señala que los aprendizajes en este año escolar fueron escasos.

Tecnología y conectividad: Se reduce del 42 al 26% los hogares que no tienen computadora o tablet para la realización de las tareas escolares entre 2021 y 2022, y del 30 al 8% quienes no tienen celulares en el mismo período. Sin embargo, uno de cada cuatro hogares no cuenta con ningún dispositivo en el hogar disponible para la realización de las tareas escolares.

Tareas domésticas y de cuidados: Casi el 50% de las mujeres de más de 18 años entrevistadas expresó sentir una sobrecarga por estas tareas. Además, un 13% de los chicos y chicas se quedan solos en sus casas y un 10% a cargo de, fundamentalmente, una hermana menor de 18 años, lo que ocasiona situaciones de cuidado inadecuado. Estos indicadores aumentan significativamente en hogares monomarentales.

Violencia: Más de 300 mil mujeres reportan sentirse agredidas física y/o verbalmente. Por otra parte, un 24% de las y los adolescentes indican haber presenciado una situación de bullying en sus escuelas y un 7% indica haberla sufrido personalmente.