Todo tiene su tiempo, hay un momento adecuado delante de Dios, hay un tiempo para destruir y un tiempo para edificar.
En el libro de Esdras, se relata que el Rey Ciro de Persia dio la orden que los muros de la ciudad de Jerusalén sean reedificados, pero que antes se debía reconstruir el templo de Dios.
“El Señor, Dios del cielo, me ha dado todos los reinos de la tierra. Me encargó construirle un templo en Jerusalén, que está en Judá.
Muchos de nosotros llegamos al camino de Dios, rotos, heridos, lastimados, y con muchas relaciones quebradas, muchos aspectos de nuestras vidas necesitan ser sanados.
Pero antes de arreglar nuestros propios muros rotos, debemos restaurar nuestra relación con Dios, ninguna relación puede recuperarse si antes no recuperamos la relación más importante de nuestra existencia.
El pueblo de Dios entendió como debía hacer, restaurar el templo primero y después la ciudad.
Nuestro enemigo va a intentar destruir esa insipiente relación con Dios, y va a querer echar abajo ese altar recién levantado, en el relato se muestra tres hechos, que él usó para frenar la obra:
- Intento mezclarse. Con la excusa de ofrecer ayuda, eran los enemigos de Israel los que buscaban entrar de esta manera a la ciudad el mundo te quiere distraer de lo que estas construyendo junto a Dios. (Esdras 4:1-3)
- Comenzaron a insultarlos. Si no pudieron distraerte buscarán desanimarte diciéndote cosas negativas, muchos te menospreciarán, que no sos merecedor del amor de Dios, que no vale la pena, que no lo vas a lograr, pero recordá que Dios siempre está a tu lado. (Esdras 4:4)
- Después quisieron acusarlos. El diablo te querrá acusar, poniendo en tu cabeza los recuerdos de aquello que le alejo de Dios. Pero sabe que todo ya ha sido perdonado y fuiste reconciliado por medio de la Fe. (Esdras 4:6).
Una vez que reconstruyas la relación con Dios, una vez que el templo está en pie. Podemos arrancar a reconstruir ciudades y muros. El caso de Zaqueo es un claro ejemplo, después de cenar con Jesús, decidió devolver el dinero que se había robado, decidió reconstruir la relación con los que los rodeaban.
También el relato nos cuenta que cuando los obreros trabajan en los muros, lo hacían con la cuchara en una mano y una espada en la otra. Mientras trabajamos en recomponer nuestras relaciones, lo tenemos que hacer además con la espada del Espíritu que es la misma palabra de Dios, siempre tenemos que tener presente lo que Dios quiere decirnos, y el mejor lugar para conocer su voz es en la Biblia.
Y cuando la voz de alarma sonaba, los obreros se ponían espalda con espalda para defender las murallas, cuando pienses que tus fuerzas se están debilitando, cuando creas que un sector de la muralla se está por caer, confía en la iglesia, busca ayuda no solo en el Espíritu Santo, que sin lugar a duda esta con vos para consolarte, sino también en otro creyente lleno del mismo espíritu, para que te ayude a defender esa muralla, para que se ponga de tu lado y ore con vos y por vos…Para eso somos Iglesia…Para eso somos Familia…para defendernos y ayudarnos los unos a los otros, a llegar a la meta que está delante, donde esperamos escuchar la vos de nuestro Dios diciéndonos BIENVENIDO SIERVO FIEL.