Hace unos días atrás escuchando una transmisión radial, se preguntaban cómo sería la historia después de que Lionel Messi, se retire del futbol. Aunque soy un gran admirador del soccer (hay que entrar en el contexto de la Copa América en los Estados Unidos), inmediatamente en mi cabeza, la respuesta fue seguiría igual.
Sacando a Messi de la ecuación que al fin y al cabo es tan solo el mejor jugador de futbol de nuestro tiempo. A cuantas cosas dejamos acceder a un lugar de preeminencia en nuestros corazones, o en nuestras mentes. Cuando ellas son más importantes que nuestro Dios, se transforman en Ídolos.
Como en la antigüedad, aunque de manera distinta, estos ídolos actuales reclaman sacrificios, y nos prometen satisfacción y plenitud, expectativa que jamás se cumple. Y caemos en una espiral autodestructivo.
En nuestra sociedad, el entretenimiento, es uno de esos ídolos que se encuentran de manera casi omnipresente, en la notebook, en las pantallas de tele, en la de los celulares, todo esta diseñado para querer siempre un poco más, series de televisión que nos dejan esperando la resolución en el siguiente capitulo, juegos con gratificaciones, y premios que nos obligan a seguir jugando en cada momento libre, las notificaciones de las redes sociales que nos exigen a ver quien me puso me gusta en el último posteo.
La satisfacción que producen es tan efímera, que necesitamos más y mas cada vez, en contra posición en Jesús y en una relación con Él podemos reenfocar nuestro propósito en este mundo. Mateo 6: 33 Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas.
En vez de arrancar el día echándole una mirada al celular, lo comenzamos hablando, aunque sea un pequeño momento con nuestro creador, y escuchando lo que quiera decirnos a través de su palabra.
La verdadera felicidad, como todo en esta tierra se puede encerrar en el mandamiento AMARAS AL SEÑOR TU DIOS CON TODO TU CORAZÓN Y CON TODA TU ALMA Y CON TODA TU MENTE. Dios en cada aspecto de nuestro ser integral. Y es tan importante como lo primero, el amor al prójimo, al que debemos amar como lo hacemos a nosotros mismos.
Los apóstoles le decían a Jesús, que ellos habían dejado todo, con tal de estar con Él. Y el Mesías les aseguraba que su sacrificio no quedaría sin su justa recompensa.
¿Que estas dispuesto a dejar, por seguir a tu Maestro? ¿Que es aquello que está en el trono de tu corazón y que debe ceder su lugar para el REY DE REYES Y EL SEÑOR DE SEÑORES?