Jue, 21 de noviembre de 2024
Columna

Self-Defense o Legítima Defensa

José Ramírez – Academia de Tiro Deportivo Misiones

Los entrenamientos tradicionales o mal llamados tácticos, no hacen más que vender humo. El entrenamiento debe ser lo mas real posible, debe implicar el agotamiento psicológico racional así como el físico, dejar que el usuario legal de armas de fuego de todo lo que pueda como ser e inicie la acción inconsciente automática donde solo la reacción ante un estimulo provocado por el peligro e inmediata emergencia lo llevara a que el torrente sanguíneo de su ser libere el mas alto nivel de adrenalina y sea una explosión inminente y consecuente.

Se insiste en entrenar con armas de fuego bajo técnicas de repetición constante, bajar los tiempos de reacción y ser lo mas preciso posible.

¿Qué es la legítima defensa, según nuestro código penal?

La legítima defensa es el derecho de las personas a defender su vida, sus bienes y a terceros que considere importantes o que pertenezcan a su grupo familiar.

En Argentina, la legítima defensa como causa de justificación está regulada por del Código Penal, más precisamente en el artículo 34, inciso 6, que define una serie de requisitos para considerar si una persona está ejerciendo legítima defensa.

Para que haya una justificación del daño ocasionado y se exima de responsabilidad penal a quien actúe en defensa propia, la conducta desplegada debe cumplir con las siguientes condiciones:

  • Agresión ilegítima: una agresión ilegítima es cuando una persona agrede sin ninguna provocación o justificación (insulto, violencia física, exhibición de arma de fuego) de parte de la persona agredida. La agresión debe ser positiva, una acción concreta con la suficiente entidad como para que sea razonable que la persona agredida se defienda.
  • Necesidad racional del medio empleado para impedir o repeler la agresión: la defensa debe ser racional y no excesiva. Por ejemplo, si ante la agresión de una persona desarmada, la respuesta es defenderse con un arma disparando al agresor, la respuesta es desmedida en relación a la agresión, lo que se considera exceso de legítima defensa. Ahora, ¿qué es razonable en una situación en la que está en juego la vida propia o la de terceros?
  • Falta de provocación por parte de la persona que se defiende.

¿Se presume la legítima defensa?

La legítima defensa en Argentina, con la legislación vigente, es no punible y no se presume, debe demostrarse durante un proceso penal en el que se estudia lo qué sucedió, se reconstruye cómo pasó y en el que se determinar si hubo o no legítima defensa. Recuerde que la respuesta a una agresión ilegítima siempre debe ser razonable y reactiva o en respuesta, nunca anticipatoria, y que la racionalidad del medio empleado debe ser demostrable.

Legítima defensa privilegiada, exceso de legítima defensa y uso de armas:

A continuación, comparto una entrevista realizada sobre legítima defensa en la que profundizo sobre el exceso de legítima defensa, qué es la legítima defensa privilegiada y en qué casos aplica, consejos sobre qué hacer en un enfrentamiento, las pruebas, el uso de balas de punta hueca, qué sucede si la legítima defensa es ante un robo con un arma de juguete o falsa y otros temas relacionados: Artículo 34 del código Penal

No son punibles: El que no haya podido en el momento del hecho, ya sea por insuficiencia de sus facultades, por alteraciones morbosas de las mismas o por su estado de inconciencia, error o ignorancia de hecho no imputables, comprender la criminalidad del acto o dirigir sus acciones.

En caso de enajenación, el tribunal podrá ordenar la reclusión del agente en un manicomio, del que no saldrá sino por resolución judicial, con audiencia del ministerio público y previo dictamen de peritos que declaren desaparecido el peligro de que el enfermo se dañe a sí mismo o a los demás.

En los demás casos en que se absolviere a un procesado por las causales del presente inciso, el tribunal ordenará la reclusión del mismo en un establecimiento adecuado hasta que se comprobase la desaparición de las condiciones que le hicieren peligroso;

El que obrare violentado por fuerza física irresistible o amenazas de sufrir un mal grave e inminente;

El que causare un mal por evitar otro mayor inminente a que ha sido extraño;

El que obrare en cumplimiento de un deber o en el legítimo ejercicio de su derecho, autoridad o cargo;

El que obrare en virtud de obediencia debida;

El que obrare en defensa propia o de sus derechos, siempre que concurrieren las siguientes circunstancias:

  1. Agresión ilegítima;
  2. Necesidad racional del medio empleado para impedirla o repelerla;
  3. Falta de provocación suficiente por parte del que se defiende.

Se entenderá que concurren estas circunstancias respecto de aquel que durante la noche rechazare el escalamiento o fractura de los cercados, paredes o entradas de su casa, o departamento habitado o de sus dependencias, cualquiera que sea el daño ocasionado al agresor.

Igualmente, respecto de aquél que encontrare a un extraño dentro de su hogar, siempre que haya resistencia;

El que obrare en defensa de la persona o derechos de otro, siempre que concurran las circunstancias a) y b) del inciso anterior y caso de haber precedido provocación suficiente por parte del agredido, la de que no haya participado en ella el tercero defensor.

“Esta narrativa se hará extensa, pero valdrá la pena”

¡La fisiología en el enfrentamiento armado!

Este tema es tan emocionante como intrigante. ¿Por qué actuamos de cierta manera cuando nos enfrentamos al riesgo? La respuesta es fascinante y tiene que ver con la forma en que nuestro cuerpo se adapta para sobrevivir en situaciones peligrosas.

Desde el principio de los tiempos, la especie humana ha tenido que enfrentar desafíos mortales para sobrevivir. Desde los tiempos prehistóricos hasta nuestros días, nuestro cuerpo ha desarrollado una serie de mecanismos fisiológicos que nos ayudan a combatir o huir de los peligros que nos rodean. Esto es algo que nos ha permitido evolucionar y adaptarnos a nuestro entorno, convirtiéndonos en los seres vivos más aptos para sobrevivir. Pero ¿cómo es que nuestro cuerpo reacciona de cierta manera cuando percibe una situación de peligro? La respuesta se encuentra en la forma en que nuestros órganos sensoriales están diseñados y localizados en nuestro cuerpo. Los ojos, por ejemplo, están ubicados en el frente de la cara, permitiéndonos tener una visión clara de lo que nos rodea. Los oídos, por otro lado, están ubicados simétricamente a cada lado de la cabeza, permitiéndonos detectar sonidos provenientes de diferentes direcciones. La nariz, ubicada justo entre los ojos, nos permite detectar olores y aromas que pueden ser signos de peligro. ¡No es casualidad que nuestros órganos sensoriales estén ubicados de esta manera! La evolución ha moldeado nuestro cuerpo para que estemos mejor equipados para detectar y responder a los peligros.

Cuando percibimos una situación de peligro, nuestro cuerpo experimenta una serie de cambios fisiológicos que nos ayudan a combatir o huir. La adrenalina se desata en nuestro cuerpo, acelerando nuestro corazón y aumentando nuestra frecuencia respiratoria. Esto nos da la energía y la velocidad necesarias para responder a la amenaza. Nuestros músculos se tensan, preparándonos para la acción. Y nuestros sentidos se vuelven más agudos, permitiéndonos detectar cualquier señal de peligro.

Pero ¿por qué el ser humano ha evolucionado de esta manera?

La respuesta es simple: la supervivencia.

En el pasado, la supervivencia dependía de nuestra capacidad para detectar y responder a los peligros. Aquellos que no podían hacerlo no sobrevivían. Por lo tanto, la selección natural ha moldeado nuestro cuerpo para que estemos mejor adaptados para sobrevivir en entornos hostiles. Hoy en día, aunque el entorno ha cambiado, nuestro cuerpo sigue respondiendo de la misma manera cuando percibe una situación de peligro. La fisiología en el enfrentamiento armado es una reminiscencia de nuestro pasado, una prueba de que nuestra especie ha sido capaz de adaptarse y sobrevivir en entornos hostiles.

EUTRÉS y la visión periférica:

Cuando nos encontramos en una situación de peligro, nuestro cuerpo reacciona de manera automática para prepararse para la lucha o la huida. Esta reacción es conocida como estrés de combate y se divide en dos factores: el Factor Psicológico y el Factor Fisiológico. Ambos factores son fundamentales para entender cómo nuestro cuerpo responde a una amenaza y cómo podemos prepararnos para defender nosotros mismos.

El Factor Psicológico se refiere a la preparación mental del sujeto ante una agresión. Cuando sentimos que estamos preparados para enfrentar una situación hostil, mantenemos cierto control sobre la situación y nos sentimos más seguros. Sin embargo, si no estamos preparados, podemos sentir miedo, ansiedad y perder el control de nuestras reacciones. En este caso, podemos experimentar estrés positivo o negativo. El estrés positivo, también conocido como EUTRÉS, es una respuesta saludable a la situación de peligro. En este estado, estamos alertas, nos sentimos capacitados para defender nosotros mismos y podemos reaccionar de manera efectiva. Por otro lado, el estrés negativo, o DISTRÉS, es una respuesta perjudicial que puede llevarnos a la parálisis, la huida o el abandono. Es fundamental ser conscientes de nuestro estado emocional y físico para poder reaccionar de manera adecuada.

Por otro lado, el Factor Fisiológico se refiere a las reacciones automáticas del cuerpo humano ante una situación de peligro. Cuando nos sentimos amenazados, nuestro cuerpo segrega hormonas como el cortisol, la adrenalina y la noradrenalina. Estas hormonas preparan a nuestros órganos para la lucha o la huida, aumentando la frecuencia cardíaca, la respiración y la presión arterial. También nos ayudan a concentrarnos y a mantener nuestra visión periférica, lo que nos permite reaccionar de manera efectiva. La adrenalina, también conocida como epinefrina, es una hormona fundamental en la respuesta de estrés. Estimula la respuesta de lucha o huida, preparando el cuerpo para la acción.

Es importante destacar que la preparación física y mental es fundamental para enfrentar situaciones de peligro. La formación en técnicas de defensa personal y la conciencia de nuestros propios límites y capacidades puede ayudarnos a sentirnos más seguros y preparados para reaccionar de manera efectiva. La conciencia de nuestro estrés y nuestro estado emocional también es fundamental para poder reaccionar de manera saludable. Si nos sentimos preparados y capacitados, podremos reaccionar de manera efectiva y alcanzar una óptima visión periférica, lo que nos permitirá defender nosotros mismos de manera efectiva.

El Pánico: es una respuesta fisiológica natural del cuerpo ante el miedo, y nos hace querer desconectar y huir de la realidad. Pero ¿por qué sucede esto? ¿Qué pasa en nuestro organismo cuando nos enfrentamos a una situación de peligro?

Cuando nos sentimos amenazados, nuestro cuerpo reacciona de una manera increíble. El corazón late más rápido, y nuestras pulsaciones cardíacas aumentan. Cuando alcanzamos entre 115 y 145 pulsaciones por minuto, nuestro cuerpo está en óptimas condiciones de combatir, y se produce lo que se conoce como eutresia. ¡Es como un calentamiento previo a la actividad física! En este punto, nos sentimos fuertes y capaces de enfrentar la situación. Nuestra habilidad motora alcanza su máximo nivel, y nuestra visión periférica y capacidad cognitiva también se ven beneficiadas.

Pero ¿cómo controlamos nuestra capacidad cognitiva en momentos de estrés? ¿Cómo podemos procesar la información que estamos recibiendo y responder de manera adecuada a la agresión? Es fundamental para sobrevivir en una situación de peligro. Debemos ser capaces de organizar la información que estamos recibiendo y relacionarla con lo que ya conocemos y hemos aprendido. De lo contrario, no podremos responder adecuadamente.

Sin embargo, cuando las pulsaciones cardíacas suben a más de 145 ppm, comenzamos a perder la habilidad motora compleja, y nuestro proceso cognitivo se ve afectado. ¡Y eso no es todo! Nuestra capacidad auditiva también se deteriora, y experimentamos el fenómeno conocido como “oído túnel”. ¡Es como si nuestros oídos se “cerraran” y nos costara escuchar los sonidos que nos rodean! Esto puede ser muy peligroso en situaciones de combate, donde la capacidad auditiva es fundamental para sobrevivir.

Pero ¿qué sucede cuando las pulsaciones cardíacas alcanzan los 175 ppm o más? ¡Es entonces cuando entramos en una situación de pánico total! Nuestra habilidad motora gruesa alcanza su máximo nivel, y podemos correr para huir o combatir. ¡Es como si nuestro cuerpo estuviera listo para la acción! Sin embargo, en este punto, también corremos el riesgo de perder el control y tomar decisiones impulsivas. Es fundamental estar entrenado y mentalizado para situaciones de este tipo, de lo contrario, podríamos bloquearnos mental y físicamente.

Las habilidades motoras: la clave para dominar el arte de la defensa personal

Las habilidades motoras son fundamentales para ejecutar con éxito cualquier tarea que requiera coordinación y precisión, especialmente cuando se trata de situaciones de estrés y presión. En el ámbito de la defensa personal, estas habilidades son esenciales para garantizar la seguridad propia y la de los demás.

La habilidad motora fina: también conocida como destreza digital, es la capacidad para manipular objetos pequeños y realizar tareas que requieren precisión y coordinación. En el contexto de la defensa personal, esta habilidad es crucial para realizar tales acciones como cargar un arma, quitar el seguro, accionar la palanca de retención, entre otras. Sin embargo, esta habilidad es la primera que se pierde cuando se alcanzan las 115 ppm, lo que puede llevar a errores fatales en situaciones de estrés. Por ejemplo, si un Legitimo Usuario de Armas pierde el control digital, puede tener dificultades para cambiar el cargador de su arma de manera segura, lo que podría costarle la vida.

Es importante destacar que, en situaciones de entrenamiento, estas habilidades motoras se realizan con facilidad y sin esfuerzo, pero en situaciones de estrés real, pueden fallar. Esto se debe a que el cuerpo humano responde a la adrenalina liberada en situaciones, lo que puede afectar la coordinación y la precisión motora. Es por eso por lo que es fundamental entrenar bajo condiciones de estrés para mejorar la habilidad motora fina y reducir el riesgo de errores.

La habilidad motora compleja: es la capacidad para realizar varias tareas al mismo tiempo, como sacar el arma mientras se pide ayuda o se dan órdenes al binomio o segunda línea de defensa. Esta habilidad se pierde cuando se alcanzan las 145 ppm de adrenalina en el cuerpo, lo que puede llevar a la confusión y la indecisión en situaciones críticas. Cuando se pierde la habilidad motora compleja, se puede llegar a no poder realizar tareas simples, como comunicarse con su binomio o apoyo, lo que puede ser crucial en situaciones de emergencia.

“Quien suda más en el entrenamiento, sangra menos en la batalla”.

 George S. Patton Jr.

Es importante destacar que la pérdida de la habilidad motora compleja no solo se debe a la adrenalina, sino también a la reducción de la capacidad cognitiva. Cuando se alcanzan las 145 ppm de adrenalina, el cerebro comienza a trabajar de manera menos eficiente, lo que puede afectar la toma de decisiones y la coordinación motora. Esto puede llevar a errores graves en situaciones de estrés, lo que puede ser fatal.

La habilidad motora fina y la habilidad motora compleja son esenciales para realizar tareas que requieren precisión y coordinación, y deben ser entrenadas y perfeccionadas para garantizar la seguridad propia y la de los demás. Sin embargo, es importante ser consciente de que estas habilidades pueden perderse en situaciones de estrés y adrenalina, lo que puede llevar a errores graves. Es por eso que es fundamental entrenar bajo condiciones de estrés y estrés simulado para mejorar la habilidad motora y reducir el riesgo de errores.

El papel del instructor en la capacitación defensiva

la importancia de la exposición a situaciones de combate reales y conocidas

La capacitación defensiva es un aspecto crucial en la preparación de un Legitimo Usuario de Armas y otros profesionales que se enfrentan a situaciones de alto riesgo. Un instructor capacitado es fundamental para garantizar que los alumnos estén preparados para enfrentar situaciones de combate reales y peligrosas. En este sentido, es fundamental que el instructor siempre exponga situaciones de combate reales y conocidas, a fin de que los puedan desenvolverse de manera efectiva en situaciones críticas.

La habilidad motora gruesa es una de las habilidades más importantes que uno debe desarrollar para enfrentar situaciones de combate. Esta habilidad se refiere a la capacidad del cuerpo para realizar movimientos grandes y complejos, como correr, saltar, lanzar objetos y realizar otras acciones físicas que requieren fuerza y resistencia. La habilidad motora gruesa es la última que se pierde objeto de la agresión mortal, ya que involucra a varios órganos y masas orgánicas a la vez. Por ejemplo, el corazón bombea sangre a las piernas y brazos, que son los órganos que tradicionalmente hemos usado para trepar, correr o lanzar armas al depredador o al enemigo. La habilidad motora gruesa otorga al combatiente fuerza y resistencia, lo que facilita la huida del combate o la capacidad de resistirlo.

Para desarrollar la habilidad motora gruesa de manera efectiva, es fundamental organizar ejercicios de tiro de adiestramiento defensivo y reactivo que no sean complejos, sino que sean de fácil asimilación para el alumno. Estos ejercicios deben ser diseñados para simular situaciones reales de combate, de manera que se puedan desarrollar reflejos y habilidades que les permitan responder de manera efectiva en situaciones críticas.

Llegado el momento del combate, el cuerpo y la mente actuarán del modo más natural, de manera que en ese momento el cerebro puede ordenar al cuerpo, o resto de órganos intervinientes, ser más rápido y eficaz. Esto se logra a través de la práctica y la repetición de ejercicios que simulan situaciones reales de combate. De esta manera se puede desarrollar una respuesta automática y eficaz en situaciones críticas, lo que reduce el riesgo de errores y les permite actuar con mayor seguridad y eficacia.

Sin embargo, muchas personas, ante un enfrentamiento serio y real contra su vida, actúan de modo distinto a como fueron entrenados. Esto se debe a que la capacitación defensiva a menudo se centra en técnicas y procedimientos que no se ajustan a la realidad de las situaciones de combate. En lugar de enfocarse en la habilidad motora gruesa y la respuesta automática, la capacitación defensiva a menudo se centra en técnicas complejas y procedimientos que requieren un alto grado de concentración y pensamiento abstracto. Esto puede llevar a errores y fallos en situaciones críticas, lo que puede tener consecuencias graves.

Es mi deber como Instructor debe siempre exponer situaciones de combate reales y conocidas para que se puedan desarrollar la habilidad motora gruesa y la respuesta automática necesarias para enfrentar situaciones críticas. La capacitación defensiva debe centrarse en ejercicios que simulan situaciones reales de combate, y no en técnicas y procedimientos complejos. De esta manera, las posibles victimas pueden desarrollar una respuesta efectiva y segura en situaciones críticas, lo que reduce el riesgo de errores y les permite actuar con mayor seguridad y eficacia.

The Kill House

Nadie Viene a Salvarte: En un mundo cada vez más peligroso y lleno de amenazas, es fundamental adoptar una mentalidad de autodefensa y responsabilidad personal. La seguridad no es un derecho, es un deber y una obligación individual. Nadie viene a salvarte, es hora de asumir la responsabilidad de proteger a uno mismo y a los seres queridos. En esta línea de pensamiento, es fundamental entender algunos conceptos clave que nos permiten desenvolvernos con confianza y seguridad en un entorno hostil.

Todo es tu responsabilidad: La primera premisa es fundamental: la seguridad es responsabilidad individual. No podemos esperar a que otros nos salven, es hora de asumir la responsabilidad de nuestras propias vidas. En un mundo donde la autoridad muchas veces no llega a tiempo, debemos ser capaces de defendernos a nosotros mismos. Esto no significa que no debamos confiar en las instituciones, pero sí que debemos ser conscientes de que la seguridad es un asunto personal. La policía y las autoridades pueden hacer su trabajo, pero no pueden estar en todas partes al mismo tiempo. Es hora de asumir la responsabilidad de nuestra propia seguridad.

Salva a quien necesita ser salvado: La segunda premisa es que debemos ser los héroes de nuestra propia historia. Nadie más va a hacerlo por nosotros. Si estamos en una situación de peligro, debemos ser capaces de defendernos y proteger a nuestros seres queridos. Esto no significa ser agresivos o buscar problemas, sino ser conscientes de que la seguridad es un asunto personal y que debemos ser capaces de protegernos a nosotros mismos. En última instancia, solo podemos confiar en nosotros mismos para salvar a aquellos que necesitan ser salvados.

Dispara sin dudar si es amenaza: La tercera premisa es que, en caso de amenaza real y presente, no debemos dudar en defenderemos. Si estamos en una situación de peligro, no debemos vacilar. La vida es preciosa, y debemos defenderla con uñas y dientes. La autodefensa no es solo una cuestión de armas, sino de mentalidad. Debemos ser capaces de tomar decisiones rápidas y efectivas en caso de que nuestra vida esté en peligro. No hay tiempo para dudar ni para preguntar qué pasaría si… Si hay una amenaza real, debemos actuar sin demora.

Estar siempre en movimiento: La última premisa es que debemos estar siempre en movimiento. La seguridad no es un estado estático, sino un proceso dinámico que requiere constante atención y vigilancia. Debemos ser conscientes de nuestro entorno y estar siempre alerta para responder a cualquier amenaza. No podemos relajarnos ni confiar en que todo esté bien. La seguridad es un proceso constante de evaluación y respuesta. Debemos estar siempre listos para reaccionar en caso de peligro, y no podemos confiar en que los demás nos salven.

Pautas y técnicas para un correcta Instrucción: Los ejercicios de entrenamiento en situaciones dinámicas han permitido identificar una serie de debilidades comunes que deben tenerse en cuenta, independientemente del nivel técnico del Legitimo Usuario de Armas. Estas debilidades se reflejan en varios aspectos del entrenamiento y en la forma en que se afrontan los enfrentamientos armados.

  1. En primer lugar, la velocidad de encare o desenfunde se ve seriamente afectada en situaciones dinámicas, lo que indica que la eficacia en la respuesta a una amenaza depende en gran medida de la capacidad del individuo para moverse y reaccionar rápidamente. Esto se debe tener en cuenta en el diseño del entrenamiento, que debe incluir ejercicios que simulen situaciones reales y exijan movilidad y reacción rápida.
  2. Bajo estrés, la efectividad de los disparos se reduce significativamente. En ejercicios estándar, la precisión puede ser alta, pero en situaciones dinámicas, el estrés y la presión pueden disminuir la capacidad del individuo para realizar disparos precisos. Por lo tanto, es fundamental incluir ejercicios que simulen situaciones de estrés y que permitan al individuo desarrollar técnicas para mantener la calma y la concentración en situaciones críticas.
  3. La forma en que se entrena puede influir en la forma en que se actúa en situaciones reales. La vieja consigna de las legiones romanas “entrena como trabajas, trabaja como entrenas” cobra nueva importancia en este sentido. Es fundamental que el entrenamiento se centre en la simulación de situaciones reales y no solo en ejercicios estándar y rutinarios.
  4. La limitación del campo de visión. Cuando se entrena solo en frente y no se practica la visión lateral y posterior, se pierde la perspectiva de la espalda y los laterales, lo que puede ser fatal en una situación real. Es por eso por lo que es fundamental incluir ejercicios que permitan al individuo desarrollar una visión periférica y ser consciente de su entorno.
  5. Se han identificado varios errores comunes en el adiestramiento, como la tendencia a disparar con una mano y no utilizar las miras, o la tendencia a herir en lugar de neutralizar. Estos errores se deben a la falta de práctica en situaciones reales y a la falta de enfocarte en la neutralización efectiva de la amenaza.
  6. La supervivencia en una situación real depende en gran medida de la capacidad del individuo para mantener la movilidad y alcanzar una cobertura segura. Aquellos que intentan mantener una posición de tiro estandarizada en distancias cortas suelen ser alcanzados, mientras que aquellos que pueden mantener la movilidad y alcanzar una cubierta tienen más probabilidades de supervivencia.

Finalmente, la mayoría de los profesionales coinciden en establecer 6 puntos primordiales a la hora de definir las pautas de la Instrucción para operar en enfrentamientos de SELF-DEFENSE.

Estos puntos son:

  1. la teoría de la seguridad esférica,
  2. las zonas y distancias,
  3. la movilidad,
  4. la habilidad para el empleo de ambas manos,
  5. la eficacia y precisión de los disparos,
  6. y las transiciones dentro de distintos niveles de fuerza.

Estos puntos deben ser tenidos en cuenta al diseñar un programa de entrenamiento efectivo.

En conclusión, SELF-DEFENSE analiza la clave para defenderse efectivamente en el control entre lo físico y el entrenamiento repetitivo y dinámico. ¡Es increíble! Cuanto más practicamos y nos preparamos para reaccionar en situaciones de peligro, más automatizamos nuestros movimientos y reacciones, dejando de lado la conciencia racional que nos haría dudar o temer. ¡Es como si nuestro cuerpo se convirtiera en una máquina de defensa perfecta! La consciencia racional del ser que es víctima de una agresión puede hacer que se paralice o se sienta abrumado, pero con un entrenamiento adecuado, podemos superar ese miedo y reaccionar de manera efectiva. La definición de SELF-DEFENSE es el control entre lo físico y el entrenamiento repetitivo y dinámico, dejando de lado la conciencia racional.

¡Es hora de tomar control de nuestras vidas y defendernos con confianza!