Lun, 16 de septiembre de 2024
Motivación

Todo por una medalla

Sabias que olimpiadas es en realidad el periodo de cuatro años que va desde el fin de un juego olímpico hasta el comienzo del próximo.

Sabias que la Bandera olímpica está compuesta por cinco aros o anillos de colores entrelazados sobre un fondo blanco, símbolo de la paz. Los aros están dispuestos tres abajo y dos arriba. Cada aro representa uno de los cinco continentes: Azul para Oceanía, negro para África, rojo para América, amarillo para Asia y verde para Europa. Simboliza la unión y la paz de las naciones en las competiciones deportivas.

La normativa del Comité Olímpico Internacional establece que cada medalla dorada debe contener al menos 6 gramos de oro de 24 quilates.

Las de Río 2016 pesaban en total unos 500 gramos. Su valor, estimado a partir de su composición, es de unos US$600.

Pero, si se trata de una presea que cuenta con una historia particular que la puede hacer más valiosa, las cifras se disparan mucho más allá, como lo demuestran los US$1,47 millones pagados en 2013 por la última de las cuatro medallas de oro ganadas por Jesse Owens en los Juegos Olímpicos de Berlín de 1936. Un precio récord.

En la antigua Grecia, los Juegos Olímpicos también se disputaban normalmente cada cuatro años. Durante la celebración de la competición se promulgaba la ékécheiria o tregua olímpica, para permitir a los atletas viajar en condiciones de seguridad desde sus polis hasta Olimpia. Los antiguos Juegos Olímpicos fueron bastante diferentes de los modernos; había menos eventos y solo los hombres libres que hablaban griego podían competir, además de que se celebraban siempre en el mismo lugar.

Por fuentes antiguas, se cuenta entre los participantes más célebres Alejandro Magno, que participó siendo adolescente, siglo IV a. C.,1​ en carrera de carros.

Los primeros Juegos Olímpicos de los que se tienen registro datan del año 776 a.C Los últimos Juegos Olímpicos de la Antigüedad se celebraron en el 393 d. C., casi doce siglos después de sus comienzos

Los vencedores eran recibidos como héroes en sus ciudades, los poetas narraban sus historias, los músicos entonaban canciones en su honor, y en algunos casos recibían alguna recompensa económica.

Fue el Barón Pierre de Coubertain en 1890 el encargado de revivir las competencias olímpicas y devolverlas a Grecia. De esta forma, la primera edición de los Juegos Olímpicos modernos fue en Atenas en 1896. Desde entonces se han celebrado cada cuatro años en diversas ciudades del mundo.

En ese mismo año, se creó el Comité Olímpico Internacional, encargado de coordinar todas las actividades del Movimiento Olímpico, y de responsabilizarse de la elección de futuras sedes olímpicas. Su primer presidente fue Demetrius Vikelas.

Sabias que Pablo el apóstol compara la vida cristiana con una competencia deportiva, donde como parte del entrenamiento debemos dejar de lado, aquello que nos aleja de nuestro objetivo, de nuestra meta que es ser iguales a Cristo en esta tierra para disfrutar con el cuando esta carrera haya terminado.

Y todo el que compite en los juegos se abstiene de todo. Ellos lo hacen para recibir una corona corruptible, pero nosotros, una incorruptible. Por tanto, yo de esta manera corro, no como sin tener meta; de esta manera peleo, no como dando golpes al aire, sino que golpeo mi cuerpo y lo hago mi esclavo, no sea que habiendo predicado a otros, yo mismo sea descalificado. 1 Corintios 9:25-27