En una edición especial del programa «Buscale la vuelta» de Melania Schick en Eldópolis Radio 106.3, se revela la impactante historia de superación de Eli, una víctima de trata cuya valentía y determinación la llevaron a reconstruir su vida tras años de explotación y abuso.
Eli decidió compartir su historia para ayudar a otras personas que puedan estar enfrentando situaciones similares.
Una historia real
– Contame, ¿Cómo era tu vida antes? Hablame un poco de tu infancia y adolescencia, lo que recuerdes.
– Nosotros éramos muy humildes y yo no entendía nada de la vida. Nunca tuve una educación. No sabía lo que era tener una pareja, nada. Después falleció mi mamá y nos quedamos solos, mi hermana, mi hermano y yo. Nos peleamos con mi hermana y me tuve que ir de la casa. Luego, conocí a mi novio, quedé embarazada y tuve a mi primer hijo. Cuando mi hijo era chico, conseguí un trabajo en Puerto Libertad como moza y ayudante de cocina. Ahí empezó mi calvario, mi infierno.
– ¿Tenías título secundario o no llegaste a terminar?
– No, nunca terminé la primaria.
– ¿Por qué no pudiste estudiar?
– No teníamos materiales para ir a la escuela. Lo único que hacíamos era trabajar en los yerbales y juntar madera. Yo lavaba ropa en casas ajenas hasta que conseguí el trabajo de moza y ayudante de cocina. Ahí conocí a una pareja que me ofreció un trabajo en Corrientes. No sabía que existía la trata de personas.
– ¿Cuántos años tenía tu hijo y cuántos tenías vos en ese momento?
– Mi hijo tenía alrededor de un año y yo tenía 17 años. Ellos me ofrecieron 1500 pesos al mes, mucho más de lo que ganaba, y acepté. Me llevaron a Corrientes sin saber que me estaban engañando.
– ¿Cómo fue el viaje y la llegada a Corrientes?
– El viaje fue bien, eran muy amables. Me dieron ropa y querían que saliera a trabajar con esa ropa. No quería salir porque no entendía lo que estaba pasando. Me subieron a un auto y me llevaron a otro lugar. Me quitaron a mi hijo y me obligaron a trabajar en condiciones terribles.
– ¿Cómo era el lugar donde te llevaron?
– Era grande, con muchas habitaciones. Teníamos que compartir la habitación con otras chicas. No podíamos salir y nos obligaban a tomar alcohol. Nos cobraban por todo, incluso por el agua y la luz.
– ¿Intentaste escapar alguna vez?
– No podía dejar a mi hijo. Un señor me ofreció ayuda, pero no podía irme sin mi hijo. Finalmente, después de mucho tiempo, la policía llegó y me rescataron. Pero volvieron a llevarnos al mismo lugar de cautiverio.
– ¿Cómo lograste finalmente escapar?
– No entré al lugar, me fui a buscar mi hijo y la mujer de uno de los que manejaba el grupo, a escondidas, me dijo que no me quería ver más ahí, que nunca vio a una mamá que ame tanto a su hijo. Me dio ropa, leche, y me pagó el pasaje de vuelta a Misiones
– ¿Qué pasó con tu hijo?
– Logré recuperarlo. Me dijo que no volviera al lugar donde me habían llevado, y logré irme con mi hijo. Fue un momento muy difícil, pero tuve fe y seguí adelante.
– Eli, entiendo que tuviste una experiencia difícil con una pareja violenta. ¿Podrías contarnos un poco más sobre cómo era esa situación?
– Sí, esa persona resultó ser violenta. No me dejaba ir a trabajar sin él y, si yo no iba, él tampoco iba. Trabajábamos en los yerbales, macheteando, pero siempre me mandaba a mí. Hasta que un día me cansé y quise irme, pero él no me dejaba salir.
– ¿Cómo te impedía salir?
– Cerraba la puerta y no me dejaba salir. Me decía que si quería irme, que me fuera, pero me quitaba a los chicos. No podía irme sin mis hijos, tenía dos en ese entonces.
– ¿Qué pasó después?
– Un día, mientras lavaba ropa en el arroyo, me empujó al agua de una patada sin razón alguna. No sé nadar y tengo pánico al agua. Otro día, me tiró un parlante para desfigurarme la cara, y aún tengo la cicatriz. Lo denuncié, pero no pasó nada. Las autoridades no hicieron nada, me dijeron que debía arreglar las cosas con mi marido.
– ¿Cómo lograste finalmente salir de esa situación?
– Conoció a un hombre y me mandó a Bahía Blanca, me vendió para trabajar en la noche. Me quedé allá sin saber nada hasta que un día, el hombre me dejó escapar. Corrí hasta que encontré a alguien que me ayudó. Volví a casa, pero mi marido seguía maltratándome. Finalmente, me fui con mis hijos y busqué refugio en la casa de mi hermana.
– ¿Qué ocurrió después?
– Viví con mi hermana un tiempo, pero mi marido no me dejaba en paz. Me amenazaba y rondaba la casa. Finalmente, decidí mudarme a otra provincia y empezar de nuevo. Encontré trabajo, pero la situación siempre fue difícil.
– ¿Cómo lograste establecerte finalmente?
– Fui de un lugar a otro con mis hijos, siempre trabajando en lo que podía. Finalmente, en 2011, encontré un lugar en Misiones donde pude construir una casa. A pesar de las dificultades, siempre confié en Dios y pedí un lugar tranquilo para vivir con mis hijos. Ahora, gracias a Dios, tengo un lugar donde estar en paz.
– Eli, tu historia es muy conmovedora y muestra una gran fortaleza. Gracias por compartir tu experiencia con nosotros.
– Gracias a ustedes por escucharme. Espero que mi historia pueda ayudar a otras personas que estén pasando por situaciones similares. Mi frase es: La fe mueve montañas