El miércoles 16 de diciembre a las 9 (hora de la Argentina) inicia en París la sesión del Comité Intergubernamental de la Unesco, que tendrá a su cargo la votación para definir si acepta la propuesta del Estado argentino de declarar al chamamé como Patrimonio Cultural inmaterial de la Humanidad.
La postulación del chamamé no es nueva: en 2018 hubo una presentación formal para que integrara la Lista Representativa del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad. Todo marchaba bien pero la XIII Asamblea de la Unesco objetó la propuesta. ¿Por qué? El Comité Evaluador, una instancia previa a la Asamblea, consideró que faltaban algunas cuestiones técnicas. No existía, a nivel nacional, un catálogo de bienes culturales intangibles en los que el chamamé estuviera inscripto. Y antes de ser universal hacía falta ser local.
La presencia del chamamé en la Unesco viene de la mano de Gabriel Romero, presidente del Instituto de Cultura de Corrientes, que había impulsado el proyecto y lo retomó. La provincia lo elevó a la Nación, que lo volvió a llevar al organismo.
La inscripción en esta especie de Mundial de las manifestaciones culturales es, en el fondo, una carta de presentación para mostrar a la elegida y pedir fondos de ayuda internacionales.