Acá también hay equipo
Motivación

Acá también hay equipo

Argentina ya está en semifinales de la copa del mundo, y en parte es mérito nuestro. Aunque estemos 12880 kilómetros de Doha.

Nos sentimos parte de la victoria, no solo porque el equipo representa a nuestro país, sino porque por nuestras cábalas, nuestros rituales a la hora de ver un partido, La Scaloneta alcanzó el triunfo.

Según el diccionario de Americanismos una Cábala es una superstición basada en el uso de determinado amuleto o ritual para tener buena suerte en algo.

Nos sentamos a ver el partido en el momento justo del arranque (nunca antes), que tal o cual persona de la casa no lo vea, nos sentamos siempre en el mismo lugar de la sala, en el mismo orden en el sofá, lo vemos en determinado lugar, porque ahí lo hicimos cuando Argentina ganó México 86, hacemos cuernitos o no queremos ver cuando hay algún ataque del conjunto rival.

Queremos formar parte del equipo, queremos ser artífices de la victoria. En distintas etapas de mi juventud, supe ser un mediocre delantero, luego un terrible lateral derecho, y posteriormente un pésimo arquero, lamentablemente una lesión en la rodilla impidió que pudiera hacer carrera y llegar a jugar en la selección.

Con el tiempo descubrí que también podía contribuir a la victoria de la selección, desde la comodidad de mi hogar cumpliendo a rajatabla las cábalas, que nos permitieron superar cada etapa hasta llegar a este momento. Aunque no hayamos pateado una pelota, no hayamos hecho un gol ni atajado un penal. Queremos sentirnos importantes y necesarios.

En nuestras vidas espirituales nos pasa algo similar, queremos tener méritos suficientes, ser coautores de nuestra salvación, ser merecedores del amor de Dios, por algo que podemos hacer para Él.

Pero la Biblia nos enseña que no hay nada, que podamos hacer para alcanzar el perdón de Dios, Él es el principio y el fin de nuestra fe.

Mantengamos fija la mirada en Jesús, pues de él viene nuestra fe y él es quien la perfecciona. Él, por el gozo que le esperaba, soportó la cruz y no le dio importancia a la vergüenza que eso significaba, y ahora está sentado a la derecha del trono de Dios.

No hay nadie más, ni siquiera en nuestro propio esfuerzo en quien podamos alcanzar la salvación.

Porque hay un solo Dios, y un solo mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo hombre

Tampoco son peldaños hacia la salvación las cosas que podamos hacer. Es solo un regalo de su gran amor.

Dios los salvó por su gracia cuando creyeron. Ustedes no tienen ningún mérito en eso; es un regalo de Dios. La salvación no es un premio por las cosas buenas que hayamos hecho, así que ninguno de nosotros puede jactarse de ser salvo.

El regalo está ahí, solo depende de vos aceptarlo o rechazarlo, esa sí es tú decisión y es la más importante de tu vida.