Nayirah era una joven enfermera Kuwaití, que dio testimonio frente al congreso de los Estados Unidos, sobre las atrocidades que el ejército iraquí cometió tras la invasión a su país, su declaración fue transmitida a todo la nación por los medios de comunicación, lo cual convenció al pueblo norteamericano, que era necesario ir a la guerra contra el régimen de Saddam Husein.
Posteriormente se comprobó que Nayirah, no era enfermera, si no que era la hija del embajador de Kuwait en EEUU, y que su testimonio era falso, pero para eso ya la intervención militar había comenzado. como solía expresar el jefe de la propaganda nazi Joseh Goebbles “Si una mentira se repite suficientemente, acaba por convertirse en verdad”.
En el Salmo 12, el autor nos relata que aun los propios vecinos se mienten unos a otros, y que los mentirosos, se creen su propia impunidad.
Los vecinos se mienten unos a otros:
se halagan con la lengua y se engañan con el corazón.
«Mintamos todo lo que queramos—dicen— Son nuestros los labios; ¿Quién puede detenernos?».
Para el autor de la carta de Santiago, la lengua es un órgano de mucho poder, aunque sea tan pequeña. Con ella, dice Santiago, ofendemos, lastimamos, somos capaces de crear grandes incendios.
El libro de Proverbios, va más allá y señala que en la lengua está el poder de la vida y de la muerte. Pero no de una manera mística, ni al modo del Doctor Stranger (hechicero supremo en las películas de Marvel), que podemos decir a alguien que muera y eso ocurrirá solo porque lo expresamos con nuestros labios.
Sino que nuestra voz, nuestra lengua, va marcando el destino de las personas que nos rodean, dañamos con un pequeño insulto, diciéndole a nuestros hijos, que son inútiles porque no hicieron bien algo que les pedimos, comparándoles negativamente con sus hermanos. Y así generamos sentimientos, de inferioridad, de inseguridad, sin embargo, podemos hacer lo contrario, tenemos en nuestra lengua el poder de alentar, de decirle a nuestras parejas, a nuestros padres, a nuestros hijos lo valiosos que son para nosotros. Y cuanto los amamos.
Podemos usar nuestra voz para decir lo correcto:
- Para animar a aquellos que han perdido sus fuerzas. Isaías 50:4 dice:
El Señor omnipotente me ha concedido tener lengua instruida, para sostener con mi palabra al fatigado.
Todas las mañanas me despierta, y despierta mi oído, para escuchar como los discípulos.
Es interesante ver que, en el mismo versículo, se manifiestan dos acciones, una es hablar para sostener al fatigado y la otra escuchar como los discípulos, cuando más nos comportamos como seguidores de Jesús, cuanto más aprendamos de Él, más vamos a encontrar en nuestros corazones palabras de consuelo, y la sabiduría para saber cual es el momento indicado, para hacerlo.
- Para edificar y bendecir a otros:
Eviten toda conversación obscena. Por el contrario, que sus palabras contribuyan a la necesaria edificación y sean de bendición para quienes escuchan.
El apóstol Pablo daba este importante consejo a la iglesia de Éfeso, evitemos la conversación obscena, y que nuestras palabras puedan dejar algo positivo y estimulante en quien nos escuche.
Aunque a veces la manera de edificar y bendecir a otros, es a través de la corrección, si vemos a una persona que esta yendo a un precipicio, no le vamos a aplaudir, ni a vitorearlo, sino que le gritaremos para que no caiga, y que vuelva al buen camino, y a veces las correcciones nos duelen, pero nos ayudan a crecer, a cambiar lo que estamos haciendo mal.
- Para defender las causas justas:
Habla a favor de los que no pueden hablar por si mismos, garantiza justicia para todos los abatidos.
Si, habla a favor de los pobres e indefensos, y asegúrate de que se les haga justicia.
El autor del libro de proverbios, nos deja esta enseñanza, por ellos debemos levantar nuestra voz, por los que no tienen voz, por los pobres e indefensos. En la historia de la iglesia, encontramos verdaderas luces que han iluminado el cielo y la tierra.
Los primeros hospitales, los primeros orfanatos, las primeras universidades son productos del cuerpo de Cristo que se levantaron para ayudar a los que lo necesitaban, y podemos darle nombre propio en Harriet Tubman, quien, siendo negra, dedicó su vida a rescatar esclavos de los estados del sur de Norteamérica, Martin Luther King quien luchó para que negro y blancos puedan vivir los mismos derechos en igualdad, Henry Durant fundador de la Cruz Roja. Todos ellos compartían la misma fe
Para alabar a Dios: el salmo71, por sobre todas las cosas nuestros labios, nuestra boca debe estar llena de su alabanza, debemos darle gracias a Dios por lo que hizo por nosotros en todo tiempo, y más allá de cualquiera circunstancia, cuando más grande parezca el problema, más fuerte debemos elevar nuestras alabanzas a aquel que es dueño de todo nuestro ser y que nos ama desde la fundación del mundo.
Mi boca rebosa de alabanzas a tu nombre,
y todo el día proclama tu grandeza.
Pero yo siempre tendré esperanza,
y más y más te alabaré.
Todo el día proclamará mi boca
tu justicia y tu salvación,
aunque es algo que no alcanzo a descifrar.
Gritarán de júbilo mis labios
cuando yo te cante salmos,
pues me has salvado la vida.
Todo el día repetirá mi lengua
la historia de tus justas acciones,