Cómo afronta un profesional autónomo de la refrigeración el parate de actividades por la cuarentena
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Cómo afronta un profesional autónomo de la refrigeración el parate de actividades por la cuarentena

Los trabajadores autónomos son, quizás, uno de los sectores más afectados por las restricciones establecidas en el marco del aislamiento social, preventivo y obligatorio decretado por el Gobierno Nacional. Entre cargas tributarias que no contemplan pandemias, las cuentas comunes que mensualmente hay que saldar y la poca o nula productividad, en algunos casos, posiciona a quienes integran este sector ante un dilema económico de carácter urgente. La crisis no tiene piedad para reclamarle lo que deben pagar hoy y tampoco le importa cómo se arreglarán mañana, si no pueden salir a “ganarse el pan”.

David Mendoza, es técnico en refrigeración certificado en Eldorado. Hace trece años que se inició en la actividad, trabajando para una empresa del rubro, luego de cuatro años de adquirir experiencia, ganarse un lugar en el mercado, decidió trabajar por su lado y volverse autónomo. Ya son nueve años ininterrumpidos de instalar, desinstalar, reparar y realizar mantenimiento de aires acondicionados, equipos de refrigeración tanto para empresas como particulares. Su ganancia la consigue por trabajo realizado y es donde saca gran parte de sus ingresos para que él y su familia puedan comer, vestirse, pagar la luz, agua, cable e internet, como cualquier otro ciudadano.

Su trabajo, como el de muchos otros,  no tienen un salario por mes asegurado, gana lo que produce, lo que trabaja. Aunque, es verdad que en otoño la población en general recurre menos al aire acondicionado que en otras épocas del año, carnicerías, heladerías, industrias, entre otros, precisan del mantenimiento de sus equipos. “Generalmente para estos meses, todos los años la demanda baja a un 30% de lo que es el verano, que es donde hago los mantenimientos de equipos, ahora baja a cero”, comenta David, que entiende que esto se debe a que también las empresas bajan la producción, exigiendo menos al equipamiento y prolongando su durabilidad.

No obstante, considera que esto no es más que el comienzo de una gran pelota de nieve que se está gestando. “Los insumos suben, el dólar sube y yo debo ajustar mi presupuesto a eso y muchas veces salgo ganando menos porque entiendo que el poder adquisitivo de mis clientes también bajan”, señaló. “Nosotros somos un rubro de segunda necesidad, diría, primero están los supermercados, farmacias todo eso que la gente necesita urgente, luego vamos nosotros”, reflexionó mientras manifestaba que la competencia se hará más feroz mediante pase el tiempo.

“Un cliente habitual mío tuvo que cerrar su negocio, porque ya veía que no lo podía mantener. Así va a pasar con varios, son menos clientes que uno va teniendo”, explicó. A David le preocupa, como a muchos otros, lo que se viene, el día de mañana. Muchos de los profesionales de la refrigeración no precisan de un local fijo para trabajar y sus tareas son ambulatorias, pero gran parte de su clientela son comercios y empresas que sí lo tienen, por lo que el cierre de éstos los afecta de manera directa.

 Entiende que la situación irá empeorando mediante pase el tiempo, que todos los trabajadores autónomos que viven de la refrigeración “se verán en figurita”, debido a una baja importante de la demanda. “Por mi parte tengo muchos conocimientos de oficio gracias a mi formación técnica en el Instituto Línea Cuchilla y siempre fui inquieto, por lo que trato de hacer muchas cosas para ganar plata, pero hay muchos colegas que no tienen otro ingreso, no sé cómo harán”, manifestó.

El presente de los autónomos es un calvario, el futuro es menos alentador. Las cuentas se acumulan, los ingresos decrecen mediante pasan los días, para preocupación de los trabajadores. Las políticas públicas parecen haberse olvidado un sector que no le alcanza con un bono extraordinario para resolver la debacle económica en la que están inmersos, mientras ven al aparato productivo agonizar en un letargo sin horizontes.