En un duro discurso de más de una hora en el que pidió avanzar en la conformación de «programas de gobierno», en otra clara demostración de su disgusto con la administración de Alberto Fernández, la vicepresidenta Cristina Kirchner buscó confrontar directamente este jueves con Javier Milei, el candidato liberal que sorprende en los sondeos de opinión pública. Y pidió revisar «las cláusulas» del acuerdo con el Fondo Monetario en plena negociación entre Buenos Aires y Washington por los términos del programa con el organismo, al que consideró «inflacionario».
«Esos mamarrachos que andan diciendo que la casta tiene miedo, ¿de qué tiene miedo? Si nunca te pasó nada, hermano. ¿Qué me venís a joder, de donde te tenemos miedo, caraduras?», enfureció la ex Presidenta en un monólogo encendido en el que por primera vez trató de polarizar con el economista por el debate en torno a la dolarización que plantea el candidato presidencial. «Muertos, violencia, represión, esta es la historia de la convertibilidad en la Argentina, que es la historia de la dolarización», planteó.
El final, en ese sentido, no fue al azar: cerró con música de Trueno, el popular trapero que es un éxito entre los jóvenes: la ex jefa de Estado está preocupada por ese sector etáreo que al kirchnerismo ya le cuesta seducir. Parte de la retórica de este jueves es el puntapié para tratar de revertir ese desencanto. Arduo trabajo.
La ex jefa de Estado aprovechó el lanzamiento de la Escuela Justicialista Néstor Kirchner -una iniciativa organizada por diversos sectores de la coalición, sin el albertismo, y presentada por Nicolás Trotta, referenciado en Víctor Santa María- en el Teatro Argentino de La Plata para ratificar otra vez su decisión de no postularse: «No se hagan los rulos» y «ya di lo que tenía que dar, ya viví», resaltó en dos oportunidades -también volvió a recordar que, según ella, está «proscripta»-, a pesar de los insistentes cantos de «Cristina presidenta». Y volvió a dejar en claro su desagrado con el gobierno de Fernández.
«Lo que pasa es que después pagan con los dólares que deberían estar dedicados a la industria para sostener la actividad económica para pagar deuda. Claro que se podría haber evitado, se habrían enojado algunos. Este es el problema de querer gobernar y conformar a todos, finalmente terminas enojando a todos», subrayó la vicepresidenta en una obvia alusión al mandatario.
«Ningún argentino de bien puede ignorar el lastre que significa el retorno del FMI», dijo la ex Presidenta. En plena discusión con el organismo, elogió en un par de oportunidades el trabajo de Sergio Massa, el ministro de Economía que en estos días negocia con Washington tras la crisis cambiaria de esta semana y después de que interviniera el tipo de cambio a través del Banco Central, un instrumento prohibido por el acuerdo firmado con el Fondo que el funcionario incumplió en estos días.
«Esto no se podía hacer hasta esta semana cuando se tomó la decisión de hacerlo porque el acuerdo con el FMI prohibía que el Banco Central interviniera en el mercado cambiario para evitar una corrida», sostuvo Cristina Kirchner, que avaló el acuerdo con China para el pago con yuanes de importaciones provenientes de aquel país.
«El acuerdo con el FMI es inflacionario. Lo que queremos fundamentalmente es que se revisen las condicionalidades. Y creo que en el futuro va a haber que discutir que las sumas que se paguen al FMI estén atadas, como un porcentaje, al superávit comercial», abundó. Insistió, además, con la idea de un pacto para terminar con el «drama de cada movimiento cambiario en Argentina» y criticó la concentración empresaria y la repercusión en los precios.
Las alusiones al ministro de Economía se dan en medio de la discusión interna por la estrategia electoral y las candidaturas. Y una semana después de que Fernández se bajara del intento de reelección.
En las primeras filas escuchaban su hijo Máximo Kirchner, Eduardo «Wado» de Pedro, Axel Kicillof, Andrés Larroque, Martín Insaurralde, Jorge Ferraresi, Santa María, Cecilia Moreau, intendentes, legisladores y sindicalistas, y ministros como Gabriel Katopodis o Daniel Filmus.
Casi no hubo integrantes del riñón más albertista. Sí la ministra Victoria Tolosa Paz y su pareja, el publicista Enrique «Pepe» Albistur. Cristina Kirchner se aprovechó de su presencia, y la mencionó especialmente en el primer tramo del discurso. Otra zancada al Presidente.