Todos nos equivocamos y cometemos errores. Seguramente ha oído la frase «errar es humano, perdonar es divino», que Alexander Pope escribió hace más de doscientos cincuenta años, parafraseando un dicho que era muy común en la antigua Roma.
Hay un texto denominado «Reglas para ser humano», que complementa lo anterior y describe bien la importancia de perseverar:
Regla 1: Debes aprender.
Regla 2 : No hay fracasos, sólo lecciones.
Regla 3: Una lección se repite hasta que se aprende.
Regla 4: Si no aprendes las lecciones fáciles, éstas se harán más difíciles.
Regla 5: Sabrás que habrás aprendido la lección cuando tus acciones lo demuestren.
Norman Cousins tenía razón cuando dijo: «La esencia del hombre es la imprefección».
El fracaso es sólo el precio que pagamos para alcanzar el éxito. Si aprendemos a abrazar la nueva definición de fracaso, entonces estaremos listos para aceptar el lado positivo.
Dios siempre supo de nuestra imperfección. Por eso tiró un salvavidas, para no ahogarnos: en su palabra dice «Todo lo puedo en Cristo que me fortalece» Filipenses 4:13. Y también remarca la enorme ventaja que tiene aquél que le cree, una premisa para los que aman Dios «Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien …» Romanos 8:28
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