Empleadas domésticas: pese a los incentivos, cayó el número de trabajadoras registradas
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Empleadas domésticas: pese a los incentivos, cayó el número de trabajadoras registradas

Aunque aumentó la cantidad total de personal de casas particulares, los empleadores son reacios a ponerlas «en blanco».

Pese a los incentivos fiscales y subsidios para los empleadores, la cantidad de trabajadores registrados de Casas Particulares –el llamado personal doméstico- sigue en caída, mientras aumenta el empleo total informal del sector.

Los registros de la Seguridad Social marcan que en abril de este año hubo 467.246 trabajadores de Casas Particulares, el número más bajo desde 2019, cuando sumaron 495.812. Y fueron descendiendo año tras año, sumando en total 28.566 registros menos.

En el último año, en total el trabajo del personal de Casas Particulares (tanto formal como informal) aumentó en 141.000 personas: de 1.570.000 a 1.711.000, según los datos del INDEC del primer trimestre de este año.

Pero el empleo no registrado aumentó en 152.000 personas (de 1.072.000 a 1.224.000). Esto significa que todo el crecimiento neto fue informal, y se agregaron además 11.000 personas que de estar registradas pasaron a la informalidad.

Así el empleo no registrado en este sector subió del 68,3 al 71,5% en apenas 12 meses. El empleo formal implica tener cobertura de salud (obra social), previsional y por accidentes del trabajo.

En relación con el primer trimestre de 2017, hay 100.000 empleos más: 84.000 no registrados y 16.000 registrados.

Diego Schleser, subsecretario de Planificación, Estudios y Estadísticas del Ministerio de Trabajo, le dijo a Clarín que “tanto el empleo registrado como el no registrado del sector de las trabajadoras de casas particulares presenta una contracción similar con relación al nivel de la pre-pandemia (la caída oscila entre 6% y 5%)».

Agregó que, «si bien en los dos últimos años el empleo no registrado del sector creció, mientras que el empleo registrado se mantuvo prácticamente estancado, esta dinámica podría vincularse a que durante la pandemia el empleo no registrado en el sector cayó mucho más que en el registrado (una baja del 25% y del 5% respectivamente). En definitiva, luego de la pandemia parecería verificarse un cambio de comportamiento en la demanda de empleo de las trabajadoras de casas particulares. Esta dinámica es similar a tendencias verificadas en otros países”.

Schleser destacó “que de acuerdo a la última información disponible (primer trimestre de 2023), el nivel de ocupación total y de empleo registrado de las mujeres se encuentra en el máximo histórico. Esto implica que las mujeres se incorporaron fuertemente a otras actividades económicas, desplazando la inserción típica del trabajo en casas particulares”.

Algunas causas de la informalidad

Para Matías Isequilla, abogado laboralista y asesor legal de la Asociación de Trabajadoras del Hogar y Afines (ATHA) las causas de los altísimos niveles de informalidad son varias:

• Aún subsiste el falso mito, difundido convenientemente por muchos empleadores, de que si una empleada de casas particulares es registrada pierde distintos beneficios que la seguridad social proporciona a las trabajadoras vulnerables. Sin embargo, eso no es cierto, toda vez que el trabajo doméstico registrado es compatible con el cobro de la Asignación Universal por Hijo (AUH), la Asignación por Embarazo para Protección Social, la Tarjeta Alimentar, el Programa Potenciar Trabajo y las Becas Progresar, entre otros beneficios.

• Aunque frente al no registro tienen derecho a la duplicación de la indemnización por despido sin justa causa prevista, el personal de casas particulares está excluido de las leyes 24.013, 25.323 y 25.345, es decir, de las principales herramientas normativas laborales que sancionan el empleo no registrado a través de la imposición de multas e indemnizaciones por no registrar las relaciones de trabajo, hacerlo tardíamente o pagar parte del salario de manera clandestina, por no hacer entrega de las certificaciones laborales de aportes y servicios, por despedir a las trabajadoras a modo de represalia por haber reclamado la registración del vínculo laboral, entre otras causas.

Costos y beneficios

Los costos de registrar a una trabajadora para tener los beneficios de jubilación, obra social y ART son bajos (en la actualidad $ 6.195 por mes). El trámite es muy simple desde el punto de vista formal, ya que la inscripción se hace rápidamente a través de la página web de la AFIP e, incluso, los empleadores podrían deducir de la base imponible del impuesto a las Ganancias lo abonado en concepto de salarios y contribuciones patronales y hasta acceder al subsidio al salario (50% del sueldo por 6 meses) previsto por el Programa Registradas recientemente prorrogado hasta el 31 de diciembre.

A su vez, desde el 1° de junio, el personal de Casas Particulares registrado, con aportes inferiores a las 16 horas semanales, puede jubilarse, tener la cobertura por invalidez y fallecimiento, sin necesidad de hacer aportes adicionales o voluntarios como debían hacer hasta ese momento de acuerdo al DNU 90/2023 de febrero pasado.

En tanto, por los períodos anteriores desempeñados con menos de 16 horas, a estos trabajadores se les reconocerán como meses o años de servicio para completar los 30 años requeridos y del haber previsional se les descontará la diferencia entre el aporte ingresado y el aporte total.

La medida representa una especie de “moratoria” para las empleadas y empleados registrados con menos de 16 horas semanales de trabajo.

En tanto, también a partir del 1° de junio, en el caso de despidos sin causa, el personal de Casas Particulares tendrá derecho a cobrar la prestación por desempleo en las mismas condiciones que el resto de los asalariados. (Falta la reglamentación de la AFIP).

Se considera personal de Casas Particulares a quienes prestan servicios o tareas de limpieza, mantenimiento u otras actividades típicas del hogar. Abarca también la asistencia personal y el acompañamiento a miembros de la familia o que convivan en el mismo domicilio con el empleador, así como el cuidado no terapéutico de personas enfermas o con discapacidad.