Coordinado por el INYM, representantes de más de 20 emprendimientos y cooperativas de yerba mate compartieron una jornada de diálogo sobre cuáles son los desafíos que enfrentan para posicionar el producto diferenciado en un mercado, tanto nacional como internacional, que demanda alimentos obtenidos con compromiso social y ambiental.
“A la hora de competir, los pequeños y medianos tienen muchas desventajas porque carecen de experiencia y estructura, pero tienen una fortaleza y es el modo y el lugar donde producen: con selva, ríos, de manera artesanal en muchos casos y en forma cooperativa. Eso hay que potenciar, salir a mostrar. Es decir: somos únicos en el mundo en producir en estas condiciones,”, sostuvo Jonas Petterson, director por la Producción en la Institución.
El objetivo del encuentro, el sábado pasado en MATEAR (la feria del mate en La Rural, ciudad de Buenos Aires), fue socializar e identificar los problemas, desafíos y el anhelo de los emprendedores y cooperativistas en la tarea de expandir el producto en un mercado cada vez más exigente ambiental y socialmente.
“El desafío es diferenciarse, cuidar la calidad, seguir trabajando con la agroecología y contar con un sello que certifique tanto el cuidado de la naturaleza como todo el trabajo que hay detrás del paquete”, se escuchó entre los presentes. “Hace falta innovar y unido a lo anterior, hacen falta establecimientos orgánicos certificados y asesoramiento técnico”, agregaron más emprendedores. “Tenemos un alimento funcional, productores que apuestan a la agroecología y a lo orgánico, mantenemos una producción cooperativista” y “necesitamos generar entre nosotros un apoyo para afrontar los costos y para educar al consumidor”, fueron, entre otras, parte de las opiniones expuestas.