Raquel tiene 45 años, su infancia y su adolescencia fueron un infierno de abusos sexuales por parte de su cuñado. Hoy, después de años de silencio y dolor, decidió contar su historia, y lo hizo en el programa «Me Gusta La Radio» que se emite por Radio Génesis de Eldorado.
«Para mí es una caricia al alma. Que por lo menos las nenas van a tener justicia. Porque, en mi caso, me pasó eso desde los 8 hasta los 15 años, llegaban los viernes y para mí era lo peor que me podía pasar, porque sabía lo que me esperaba”, dice Raquel.
Raquel nació y creció en el barrio Ziegler, calle Guaraní.“Nosotros somos 5 hermanos y yo soy la más chica de todos. En ese tiempo, mi hermana mayor se casó con el que vivía en frente, que para mí era como mi papá, él me alzaba, daba besos, me acariciaba, que yo en ese momento no sabía y pensaba que eran caricias de amor. Como yo veía a mi papá solo los sábados, confundí esas cosas. En ese tiempo yo tenía ocho años. Después tuvieron tres hijos” relató Raquel.
Todo cambió cuando su sobrina más grande se enfermó y su cuñado la buscó para que cuidara a las dos que eran más chicas. La llevó a su departamento que estaba en el kilómetro 11, cuando él volvió al departamento después de llevar a su hermana al hospital, llaveó la puerta y ahí empezó el horror de Raquel.
“Él me besaba. Eran otras las caricias, ya no eran las que yo conocía. Entonces corrí al balcón, y me acuerdo que los dueños del departamento tenían dos perros boxer abajo. Mis opciones eran tirarme para que me muerdan los perros o quedarme ahí. Cuando me subo al muro, siento que me agarra y me lleva a la pieza de atrás y ahí, tapándome la boca, hizo lo que él quiso. Cuando se fue, me fui al baño y vi que sangraba”.
Cuando volvió a su casa le dijo a su mamá: “Neri me hizo esto”. Su mamá la miró y, dándole una cachetada, le dijo “Eso te pasó por puta, que ni se te ocurra contarle a tu papá”. Desde ahí empezó, todos los viernes venían a buscarla y la llevaba a su casa, en donde estaba supuestamente su hermana, pero cuando entraba al baño o cuando su hermana dormía, él se iba a la pieza y se repetía el horro.
Raquel le decía a su mamá que no se quería ir y, si ella no se iba con él, su madre la golpeaba. Después, su hermana y su cuñado se mudaron a Wanda, pero no fue un alivio porque él seguía viniendo a buscarla igual.
“Si yo no era de él, yo no iba a ser de nadie, esas siempre fueron sus palabras” recordó.
Raquel vivió durante siete años un infierno de abusos sexuales por parte de su cuñado, con el consentimiento y la complicidad de su madre. Nunca nadie le creyó ni la ayudó. Su única salida fue escapar de esa casa y cortar todo tipo de relación con su familia materna.
Hoy en día tiene cuatro hijos, a quienes les dice que si alguien les toca tienen que contárselo.
Es la primera vez que habla abiertamente de lo que le pasó “Para el hombre siempre la mujer va a tener la culpa ¿Qué culpa va a tener una nena de ocho años? Necesito librarme, necesito sentir un poco de alivio hacía mi persona, necesito algo porque tengo un dolor terrible que hasta hoy en día me cuesta hablar, pero trato de que a otros no les pase»
«Puede ser tu papá, tu cuñado, tu hermano, puede ser cualquier persona. Hay que estar atentos a cualquier indicio” advirtió.