En una carta abierta al Senado, Sergio Delapierre pide acciones para no «ahogar» al productor
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En una carta abierta al Senado, Sergio Delapierre pide acciones para no «ahogar» al productor

En el escrito, dirigido a los legisladores nacionales, Delapierre advierte sobre dos flagelos que hoy enfretan los productores: la alarmante disminución de la oferta de mano de obra para las actividades productivas y la creciente inseguridad en las chacras de Misiones.

«Eldorado, 25 de febrero de 2.020

CARTA ABIERTA AL SENADO DE LA NACIÓN.

Ocio y tiempo para delinquir o Trabajo y progreso

Señoras y Señores miembros del Senado de la Nación. Consciente de que mi opinión y forma de pensar contenga subjetividades y que por ende haya quienes vean las cosas de manera distinta, voy a permitirme algunas observaciones y sugerirles algunas ideas a modo de aporte a ese cuerpo deliberativo y legislador, que mucho respeto. Sé que por estos días se aprestan a realizar modificaciones en el área de la justicia buscando disminuir las penas a personas que se encuentran en prisión por diferentes causas o recortar los efectos de la Prisión Preventiva en determinadas situaciones. Eso me da pie para dirigirme a Ustedes para ejercer mi derecho a protestar sin molestar a terceros.

 

Vivo en la provincia de Misiones desde hace más de 60 años y participo en asociaciones de Productores y de empresarios del sector Yerbatero desde hace un par de décadas. La yerba mate es una de las actividades más importantes de esta región, no solo desde el punto de vista de los ingresos económicos que genera sino por el fuerte aporte a la sociedad viéndolo desde dos aspectos distintos pero relacionados: El cultivo de la Yerba Mate permite que en la provincia de Misiones (y parte de Corrientes) existan más de 15.000 productores, 300 empresas, pequeñas, medianas y grandes, que trabajan en forma directa generando distribución de riqueza y cientos de PYMES en forma indirecta.  Existen cooperativas que multiplican beneficios y protegen a miles de Productores con su sistema de trabajo solidario y que figura como un renglón importante de la agro industria misionera dentro de la Constitución de la Provincia.  En segundo lugar, configura una actividad que es gran demandante de mano de obra en cada una de sus etapas. El laboreo de la tierra, la cosecha y la tarea industrial y comercial. Así coexistieron familias de productores y obreros rurales ligados por el trabajo genuino en las distintas colonias del interior.

 

Es decir que, al igual que otras provincias de la Argentina, Misiones se desarrolló como un estado pujante en un ambiente de Trabajo y esfuerzo desde principios del siglo pasado hasta el presente. Cuando digo presente es porque no sé ubicar el punto de inflexión que marcó el quiebre de una situación normal donde el trabajo y el progreso fue una constante en la sociedad y en la economía y de otra totalmente anormal con señales de degradación en el tejido social que debemos impedir que continúe empeorando. Y esto no es solo en mi provincia. Lamentablemente ocurre en otros estados con mayor o menor gravedad.

 

Esta humilde carta pretende llamar la atención sobre dos aspectos que van en el mismo sentido, destruyendo lo que denomino el delicado Tejido Social Rural de Misiones, con tremendo impacto negativo en aspectos sociales y económicos. Y aclaro que no estoy diciendo que uno sea consecuencia del otro, pero si afirmo que, juntos, producen un daño difícil de recuperar.

 

El primer aspecto es la alarmante disminución de la oferta de mano de obra para las actividades productivas y la profundización de un sistema de Planes sociales que debería ser solidario y temporario y que acabó por constituirse en un medio de vida para miles de compatriotas. Y obvio que no son los culpables de que esto ocurra.

 

El segundo aspecto lo constituye la aparición y agravamiento de un flagelo que compromete la seguridad de los habitantes de zonas rurales y productivas: el Delito Rural.

 

No es necesario el relato y las estadísticas de todos los hechos que vienen ocurriendo en nuestra región pero sí voy a realizar un comentario sobre las consecuencias.

 

Cuando una familia que vive en su chacra se siente acorralada por la sustracción de parte de su producción, sea el robo de Yerba, el robo de colmenas, el cuatrerismo o robo de ganado, el robo de sus herramientas y, en muchos casos, el robo de sus viviendas con conductas vandálicas, lo que viene a continuación es el abandono del terruño y de los cultivos. Esta es la primera etapa de la destrucción de una pequeña empresa familiar y Misiones tiene más de 70.000 familias que habitan las zonas rurales.  Es decir que el Delito Rural está produciendo un efecto altamente negativo que daña y destruye un sistema de vida en contacto con la tierra y que es gran productor de riqueza genuina. La misma riqueza que por la vía de los impuestos, se utiliza en el mantenimiento de miles de planes sociales. Efecto colateral: la concentración de la actividad económica y pérdida de la distribución de la riqueza.

 

Nadie cuestiona la existencia de planes sociales para desocupados. Pero esto debe ser un mecanismo limitado, transitorio y destinado a aquellas personas físicamente discapacitadas que verdaderamente lo necesitan. Llegamos a un punto donde muchas empresas, grandes o pequeñas, empresas familiares, no consiguen mano de obra para las tareas productivas porque muchos de los beneficiarios de esos planes sociales no quieren realizar trabajos temporarios en relación de dependencia por temor a perder sus beneficios.

 

No quiero ahondar en estas cuestiones que todo el mundo conoce y que a diario vemos en las noticias y en los programas de la televisión y la radio. Lo que la sociedad reclama es JUSTICIA. Y es en el Poder Legislativo donde deben producirse las modificaciones en las leyes que otorguen un castigo al delincuente, que el Delito Rural sea tomado como un hecho aberrante que socaba la economía y la maravillosa distribución de la riqueza. Que compromete la continuidad de generaciones de familias que viven en su tierra, en su campo, en su chacra sin pedirle nada al Estado. Por el contrario, produciendo y generando los recursos que engrandecen a un país. Haciendo realidad el apotegma de conseguir el pan con el sudor de la frente. Lo que la sociedad reclama es TRABAJO. Y es en el ámbito Legislativo donde deben cambiarse las normas que ahogan al emprendedor con impuestos excesivos, trabas burocráticas, mecanismos sindicales perversos, etc., que desalientan la creación de nuevos puestos de trabajo para una población que crece y que no podrá mantenerse mucho tiempo más por la vía de los subsidios laborales. Ustedes serán en gran parte responsables de que una gran parte de nuestra población, fundamentalmente nuestros adolecentes crezcan en el seno de familias que no conozcan lo que es trabajar para vivir. Y lamentablemente un joven con mucho tiempo libre, sin ocupaciones, y con un magro ingreso de un plan social, muchas veces termina cayendo en la trampa de la plata fácil por la vía del delito. Ese es el reclamo: JUSTICIA contra el Delito Rural y nuevas leyes que favorezcan la GENERACION DE EMPLEO.

Sergio Pablo Delapierre

DNI 13.405.572″

 

Fuente:  infodia.com.ar