La Albiceleste borró de la cancha a Italia y se llevó el título con un 3-0 totalmente merecido.
Sin dudas este día quedará marcado en el calendario como uno de los más relevantes del proceso de Lionel Scaloni como entrenador nacional. Ademas de conseguir el récord de mayor cantidad de encuentros sin conocer la derrota de la historia de la Selección, fue una de las mejores actuaciones de su equipo.
La tarde comenzó pareja hasta el primer gol albiceleste, que tuvo un responsable: Lionel Messi. El 10 utilizó el cuerpo a la perfección para aguantar la pelota y salir de la marca europea, así logró llegar al fondo y asistir a Lautaro Martínez, que solo tuvo que acertar al arco vacío.
Unos minutos previos a terminar el primer tiempo, el Toro imitó a Leo, usó el cuerpo para desarticular la marca rival y asistió a Di María, al igual que en Brasil volvió a definir picándola.
El epílogo fue totalmente distinto. Argentina no se relajó, intentó cuidar el resultado yendo a buscar el tercero. Los futbolistas se asociaban, tocaban, tiraban lujos. Estaban totalmente confiados. Así llegaron muchas oportunidades, desde Di María, pasando por Lo Celso y Messi.
A los sesenta ya se veía que Italia no reaccionaría, era un K.O. La cereza del postre llegó en el final, cuando Paulo Dybala metió el tercero para coronar una lección de fútbol.