Ha pasado la semana de la dulzura
Motivación

Ha pasado la semana de la dulzura

En la semana de la dulzura recibimos un regalo a cambio de un beso. Es un regalo que viene sin ningún merecimientos Es algo que ocurre porque si. Recibimos algo simplemente porque llega un momento indicado en el calendario. Porque alguien nos demuestra que se interesa por nosotros.  Es un hecho que sin lugar a dudas nos acerca al amor de nuestro Dios.

«Porque por gracia ustedes han sido salvados mediante la fe; esto no procede de ustedes, sino que es el regalo de Dios, no por obras, para que nadie se jacte» Efesios 2:8-9

Un viejo relato cuenta que Dios habló con un hombre y le dijo que en un mes exacto lo iba a ver cara a cara…que se preparará…el hombre entusiasmado dijo: qué voy a llevarle de regalo a mi Dios?

Entonces decidió llevar en un cofre. Todas las acciones buenas que hizo en el pasado y como las acciones no se pueden cuantificar decidió poner una piedra por cada buena obra que había hecho. Y ese último mes decidió redoblar el esfuerzo en obrar bien y hacer más mérito delante Dios.

Cuando llegó el momento el cofre se volvió algo tan grande que el hombre quedó oculto de la presencia del Padre.

Y Dios lo llamaba: Donde estás? Solamente quiero abrazarte. No te escondas de Mí? Lo único que quiero es abrazarte con mi amor.

Muchas veces creemos que podemos comprar el amor de Dios con nuestras obras. Con lo que hacemos. El Pueblo Israel creía que al  cumplir con toda la liturgia podían obtener el favor de Dios. Por eso a través del profeta Isaías, el Padre les dice:

¿De qué me sirven sus muchos sacrificios? dice el Señor. Harto estoy de holocaustos de carneros y de la grasa de animales engordados; la sangre de toros, corderos y cabras no me complace» Isaías 1:11

También en  Isaías 64 leemos: «Todos somos como gente impura; todos nuestros actos de justicia son como trapos de inmundicia»

El sacrificio de Jesús, su muerte es por todas  la humanidad. Es suficiente para salvarnos. No hay obras que podamos hacer para comprar el favor de Dios. Solamente arrepentidos venir  a los pies de la cruz y reconocerlo como nuestro único salvador.