Don Ramón célebre personaje de la vecindad del Chavo del 8, solía decir no hay trabajo malo… lo malo es tener que trabajar. Dándole una concepción negativa al trabajo, algunos consideran que tener que trabajar es consecuencia de la expulsión de Adán y Eva del jardín del Edén. Consecuencia del pecado.
Sin embargo, eso no es lo que enseña la biblia, desde el momento que Dios creó al hombre, le encomendó tareas y trabajos, ya sean manuales, mentales o creativos. Adán usa sus manos para labrar la tierra del huerto, y usa su mente para ponerle nombre a todos los animales que habían sido creados. El pato, el cerdo, el ornitorrinco, tienen hasta hoy los nombres que fueron elegidos por Adán.
Dios el Señor tomó al hombre y lo puso en el jardín del Edén para que lo cultivara y lo cuidara, Genesis 2:15
Adán puso nombre a todos los animales y a las aves de los cielos, y a todo el ganado del campo, pero para Adán no se halló una ayuda a su medida. Genesis 2:20.
Porque al ser hechos a semejanza de Dios, hay cosas que heredamos de Él y una de ellas es el trabajo, Jesús a los fariseos le dice mi padre aun hoy trabaja y yo hago lo mismo.
Porque nuestro Papá es un Dios Creativo, con solo su palabra creo un universo completo, con sus reglas para que no sea algo caótico. Y conoce el nombre de cada estrella creada.
Dios no nos deja huérfanos de capacidades para trabajar, según lo que leemos en Éxodo 35: 30-35 Él nos llena de sabiduría, inteligencia y capacidad creativa. Además de la disposición de enseñar a otros. Dios nos llena de ingenio, para salir adelante. El autor Lucas Leys en su libro Diferente dice, que la Fe la santidad y la creatividad, forman una cuerda triple no se corta fácilmente.
La misma historia da testimonio de los logros que hemos tenido en la creación y desarrollo de distintos inventos, vivo cerca de un aeropuerto, y todavía veo asombrado cada vez que un avión despega. Y aun no le encuentro la explicación a que eso pueda ocurrir.
Alguno podrá decir que yo soy solo un empleado debo seguir las órdenes de mis jefes, que no tiene la oportunidad de ser creativo, hace tiempo hablamos en esta misma columna de la importancia de hacer una milla extra, dar un poco más de lo que nos pidan. Cuando servimos en nuestros trabajos, a nuestros jefes, a los buenos y aún a aquellos que son difíciles de soportar, somos aprobados por Dios mismo.
Pablo le escribía a los Colosenses
Cuando hagan cualquier trabajo, háganlo de todo corazón, como si estuvieran trabajando para el Señor y no para los seres humanos.
Recuerden que ustedes van a recibir la recompensa del Señor que Dios le prometió a su pueblo, pues ustedes sirven a Cristo el Señor.