Un grupo de 34 presos se fugó este domingo de una cárcel brasileña con graves problemas de hacinamiento y situada a unos 60 kilómetros de Foz do Iguaçu, en la triple frontera con Argentina y Paraguay, informaron fuentes oficiales.
La huida de los presidiarios, 31 hombres y 3 mujeres, ocurrió en la madrugada del domingo en la prisión pública de Medianeira, en el estado de Paraná, al sur del país, señaló el Departamento Penitenciario del Gobierno regional en una nota.
La investigación preliminar indica que los reclusos “contaron con ayuda externa para romper los candados de las puertas” del centro penitenciario y darse a la fuga. Además, las autoridades brasileñas deslizaron la posibilidad de que algunos de los prófugos pertenezcan a grupos criminales, como el Primer Comando de la Capital (PCC), la mayor banda delictiva del país.
Por ese motivo, las autoridades de Paraguay fueron advertidas ante el posible intento de ingreso de los reos a al país.
Javier Orlando Flores, jefe de Investigaciones del Alto Paraná, confirmó al diario paraguayo ABC Color que sus pares de Brasil informaron sobre la situación, por lo que se desplegó un operativo conjunto para dar con su paradero. “Recibimos alerta de nuestros colegas del Brasil sobre la fuga de 34 reos en la zona de Medianeira. Si bien está alejado, se activó protocolo para estar atentos ante un posible intento de ingreso”, señaló.
Y agregó: “El informe de los colegas del Brasil señala que algunos de los fugados son miembros de facciones criminales del PCC y otros grupos”.
Agentes de la Policía Militar de Foz do Iguaçu realizan búsquedas en la región y hasta el momento han recapturado a uno de los presos fugados.
La cárcel tiene capacidad para 55 presos, pero albergaba en ese momento a 111, según un funcionario de la cárcel citado por medios locales y que prefirió no ser identificado.
El sistema penitenciario brasileño es considerado por organizaciones internacionales como uno de los “peores” y “más inhumanos” del mundo por causa del alto hacinamiento, las rebeliones constantes, las pésimas condiciones de internamiento y el poder de las bandas criminales.
La irrupción del coronavirus, que deja ya casi 1,6 millones de casos confirmados y más de 64.000 fallecidos en todo el país, ha complicado aún más la situación en las cárceles brasileñas.
El Departamento Penitenciario Nacional (Depen), organismo estatal responsable por una población carcelaria de unas 750.000 personas, contabiliza cerca de 4.900 contagios de COVID-19 y 62 óbitos en las prisiones de todo Brasil, según el último balance oficial.
Además, investiga otros 1.146 casos considerados sospechosos a la espera de los resultados de los análisis. En cuanto al número de curados, casi 3.000 presidiarios se han recuperado de la enfermedad. Pese a las acciones para contener el avance del coronavirus en las cárceles, tan solo 16.747 presos han sido sometidos a pruebas de diagnóstico para el patógeno, de acuerdo con el Depen.