No sos vos, somos todos
Columna

No sos vos, somos todos

Hoy me voy a correr de mi lugar de periodista, de mi rol de profesional de la comunicación. También voy a obviar la política de decir lo que ya sabemos todos, lo que todos nos dicen, sobre respetar el aislamiento para la propagación de los virus que nos acechan (sí, tenemos dos casi iguales de peligrosos por la zona), de los cuidados, de la higiene y demás etc. Está por todos lados, te lo vienen diciendo hace tiempo y yo no voy a modificar tu postura al respecto insistiendo nuevamente con lo mismo.

Hoy quiero ir hacia algunos aspectos en los que no se hace tanto foco y que son tan atendibles como lo mencionado en el párrafo anterior. Debemos quedarnos en nuestras casas los que podemos trabajar desde la comodidad del hogar, los estudiantes que pueden avanzar con clases virtuales, a pesar de todas las limitaciones tecnológicas que todavía tiene la provincia, están bien. Pero no es tan sencillo cómo sólo eso, hay cosas que no se plantean y deberían interpelarnos de igual manera: ¿Cómo hacemos para seguir con nuestra rutina, muchas veces encerrados en mini ambientes, espacios limitados y sin los acondicionamientos necesarios para esto? ¿Cuánto se le exigirán a los niños, respecto a las tareas a realizar, sin un docente al lado que pueda evacuarle las dudas, sin comprender –posiblemente- la real magnitud de todo lo que sucede, que le impide jugar con sus amiguitos, comprarse su golosina, entre otras cosas?

Son varios interrogantes más que parece nadie cuestionarse, nadie pensarlas siquiera. Nos preocupamos tanto por prevenir “lo peor”, por evitar que se siga propagando una pandemia de unos virus (muy peligrosos, claro), sin pensar en todo lo que significa romper esa rutina a la que estamos habituados. La salud mental es tan importante como la física y peligra de igual manera, si no se toman los recaudos necesarios. La depresión, la ansiedad, la claustrofobia, entre otros males, no descansan durante la expansión del Covid-19 y el Dengue, están más fuertes que nunca.

Según un primer Estudio Epidemiológico Nacional de Salud Mental, realizado por la Facultad de Medicina de la Universidad de Buenos Aires (UBA) a través de un convenio con el Consorcio Internacional de Epidemiología Psiquiátrica de la Organización Mundial de la Salud, uno de cada tres argentinos sufre algún trastorno mental, donde pondera la ansiedad. En ese mismo estudio explican que las mujeres tienen un 85% más de probabilidades que los hombres de padecer este trastorno. Este informe fue publicado en una situación social regular, excluyendo a personas en situación de calle o quienes ya fueron diagnosticados con alguna enfermedad mental.

La responsabilidad de cada uno debería ir un poco más allá de tomar las medidas sanitarias correspondientes y estar atentos a quienes puedan padecer alguno de estos males. Se recomienda, en casos de que se presenten síntomas de ansiedad y angustia, mantener la calma, apegarse a las recomendaciones oficiales y desestimar toda información de fuente inchequeable. Por otra parte, aunque resulte muy difícil, es necesario planificar diversas actividades que nos alejen del televisor y las redes sociales, al menos un rato. Esto ayudará a menguar la psicosis que se puede generar sobre el tema.

Una vez que las aguas se calmen, nuestras vidas, nuestras rutinas, nuestra cultura mutará significativamente y nada será igual. Será un proceso gradual donde iremos adoptando nuevas actitudes, hasta entonces poco comunes, como ser el saludo, el contacto físico, el alerta en la higiene, entre otras cosas. Seamos responsables, pero estemos atentos a todo y todos, pero sobre todo, mantengamos la calma, que es el momento en el que todos nos necesitamos sanos tanto física, como mentalmente.