Seguimos profundizando la importancia de contar con habilidades comunicacionales bien desarrolladas para nuestro crecimiento. Por eso, hoy seguimos conociendo sobre la palabra hablada y sus beneficios.
La oratoria es, según la RAE, el arte de hablar con elocuencia. Es además un género literario que se concreta en distintas formas como el discurso, la disertación, la conferencia, el sermón y otros.
La habilidad de poder comunicar efectivamente, lograr persuadir y conmover a una audiencia, transmitir un mensaje que queremos hacer llegar a quien nos escucha, todo eso es la oratoria.
Un poco de historia sobre la oratoria
La oratoria se inició en Grecia, donde los sicilianos la utilizaban con fines políticos y para alcanzar el prestigio. Sócrates fundó una escuela de oratoria en Atenas y definió al orador como el hombre instruido con ideales altos que garantiza el progreso del estado.
Demóstenes fue un destacado en la materia y Cicerón logró perfeccionar el arte en la República Romana. Muchos de sus tratados y discursos que fueron escritos se conservaron muy bien.
Son datos que pasamos de manera superficial pero no por eso son menos importantes. A lo largo de la historia, muchos destacados personajes entendieron que saber dominar la palabra hablada, cambia realidades, cambia el mundo.
Cuando hablamos de género literario nos referimos a las obras creadas para ser pronunciadas en público. Según la tradición clásica, la oratoria se divide en tres grupos o tres ramas:
– La oratoria política: se ocupa de problemas políticos y públicos, como el discurso parlamentario, el popular y militar.
– La oratoria forense o jurídica: es la practicada en los tribunales de los poderes judiciales.
– La oratoria demostrativa: se dirige al público que tiene la capacidad de aceptar y aplaudir o de rechazar el discurso.
Las características de la oratoria
Un buen orador logra dominar su habilidad de hablar en público y cuando está dando un discurso podemos notar las características propias de la oratoria. A continuación unos ejemplos.
La utilización de preguntas retóricas: quien está hablando hace estas preguntas para llevar su discurso hacia un punto o pensamiento en común y así poder lograr demostrar el razonamiento que quiere transmitir.
El repetido uso del vocativo: es cuando se menciona el nombre de la persona o público al que se dirige. Ejemplo: “Es así como podemos ganar, amigos.””Te invito a que lo hagas, Juan.”
Los cambios de tono en la voz: un buen orador sabe utilizar su voz a favor de lo que está diciendo. Tono altos y agudos junto con tonos graves se van mezclando con pausas y silencios que empujan al público a escuchar y sentir cada emoción que el orador imprime en las palabras.
La confianza: el orador logra desarrollar confianza en sí mismo para poder pararse y exponer ante el público. Eso genera atracción de parte del público que escuchará atento.
Desarrollo fluido: el orador va transitando su discurso de tal manera que no se vuelve pesado escucharlo. Nos transmite su mensaje de manera fácil de entender y con ritmo para no ser tedioso.
La principal característica de la oratoria es conseguir transmitir con facilidad y efectividad el mensaje que tiene el que habla al que está escuchando.
Federico Espínola
Muchas veces pensamos que con solo decirlo ya está bien. Y de hecho ya es un paso el decir pero si le dedicamos un poco de dedicación al “cómo” decir, estaríamos frente a la posibilidad de lograr más y mejores resultados.
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Federico Espínola, Locutor Nacional
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