Puerto Iguazú, uno de los destinos turísticos estrella hasta antes de la llegada al país del nuevo coronavirus, está viviendo un comienzo de la temporada atípico, con hoteles cerrados y apenas una pequeña fracción de los visitantes habituales que suele recibir este mes.
Los grandes ausentes de este verano son los extranjeros, que representan al menos la mitad de los visitantes, con gran presencia de los brasileños.
«Somos uno de los destinos más seguros, acá esta garantizado el distanciamiento social y además la mayoría de los paseos, empezando por el Parque Nacional Iguazú, son al aire libre», explicó Leopoldo Lucas, titular del Iturem, el ente de turismo de la ciudad de las Cataratas.
Desde el 2 pasado hasta hoy hubo apenas 3895 ingresos al Parque Iguazú, cuando lo habitual para este mes son más de 6000 visitantes por día.
«Las Cataratas son un lugar hermoso lleno de energía e imponente naturaleza. Me quedé con ganas de volver», dijo Karliany Arteaga, una venezolana radicada en Buenos Aires que estuvo en estos primeros días del año en Misiones y también aprovechó para conocer Posadas.
Puente cerrado y pocos vuelos
Como se preveía antes del arranque, el cierre del puente internacional Tancredo Neves, que vincula a la ciudad con Paraguay y Brasil, y la escasez de vuelos de cabotaje, derivó en una temporada tan floja que muchos hoteles decidieron no abrir sus puertas para no trabajar a pérdida.
«La temporada es casi inexistente, la ocupación ronda menos del 20% y estamos con gran cantidad de hoteles cerrados. Por el lado de la gastronomía tenés algún bar que trabaja con gente de la ciudad, pero los restaurantes clásicos siempre llenos de brasileños y otros extranjeros están vacíos y pensando en volver a cerrar», explicó Santiago Lucenti, titular de AHGAI (Asociación Hotelera, Gastronómica y Afines de Puerto Iguazú).
Frente a este panorama, la familia Lucenti -que controla dos hoteles en la ciudad-, este año decidió mantener cerrado el Americano y solo abrió el Pirayú.
Aglomeraciones en algunas playas y campings
Los otros atractivos turísticos de Misiones están trabajando mucho mejor que Iguazú, empezando por los Saltos del Moconá, con reservas completas durante este mes en la zona de El Soberbio. Claro que son destinos con un número de plazas hoteleras muy limitadas.
La pandemia generó un redescubrimiento del turista misionero por su provincia y como los precios de los hoteles en Iguazú apuntan más al bolsillo del extranjero o los turistas de alto poder adquisitivo de Buenos Aires, los locales se volcaron masivamente a visitar lugares como Moconá, Oberá, San Ignacio, Montecarlo y una docena de lugares rodeados de monte o frente a ríos y arroyos.
En los primeros días del año se produjeron algunas aglomeraciones en playas sobre el río Paraná en la zona de San Ignacio, al punto de que el ministro de Turismo, José María Arrúa salió a advertir que sí no había respeto por las normas de distanciamiento podría ponerse en peligro la incipiente reactivación de la actividad turística.
«La curva sube, pero lamentablemente esta imagen no deja de repetirse. De noche, de día, acá o allá. Volver a restringir actividades por el descuidado social, no le va a resultar simpático a nadie y menos a quien vive de ellas, cuidemos lo conseguido», tuiteó a fin de año, compartiendo una foto de una aglomeración en una pequeña playa cercana a San Ignacio.
Restricciones
Arrúa se reunió en las últimas horas con el gobernador Oscar Herrera Ahuad, funcionarios de la Policía y empresarios turísticos, pero, por ahora, Misiones apuesta a reforzar el control y el cumplimiento efectivo de los protocolos sanitarios, sin agregar nuevas restricciones a nivel provincial.
Algunos intendentes decidieron cerrar espacios recreativos y campings, pero no en los destinos turísticos importantes.
En tanto, ayer, Posadas prohibió la realización de espectáculos y presentaciones en vivo en bares y recordó que la gente debe tener el barbijo puesto desde que ingresa al establecimiento hasta que se sienta en la mesa, donde no puede haber más de 5 comensales.
La capital de Misiones, con miles de posadeños que habitualmente para esta época del año están en las playas del Sur de Brasil, está viviendo un boom gastronómico en su costanera. Cada viernes, sábado y domingo es imposible conseguir algún lugar libre en cervecerías, restaurantes y bares. Acá también se nota el efecto del puente cerrado, en este caso, el Roque González de Santa Cruz que vincula a la ciudad con la paraguaya Encarnación.
Las cervecerías artesanales están viviendo un auge y prácticamente cada dos semanas se inaugura un establecimiento nuevo, con inversiones importantes que apuestan a un «turista» inédito: el mismo posadeño.
Por: Martín Boerr – La Nación