En probablemente la mejor serie de la televisión argentina, Los Simuladores, cuando alguien recomendaba a los protagonistas usaba la frase: conozco un grupo de personas que solucionan problemas.
Hay oportunidades en que conocer a alguien no es tan importante como ser conocido por esa persona.
Dios nos conoce de una manera intensa, Él te ve y te conoce en tus momentos más preocupantes. Según la Biblia Él nos conoce aún en nuestros momentos de angustias.
Bueno es el SEÑOR,
una fortaleza en el día de la angustia,
y conoce a los que en Él se refugian.
Nahum 1:7
Está presente junto a vos en tu diario vivir, en tus momentos de soledad, en los que podés apagar el ruido de alrededor, en los que le das descanso a tu teléfono y podés dedicar, aunque sea unos minutos por días a pensar. En el comienzo del evangelio de Juan, se relata el encuentro de Jesús con Natanael.
Felipe fue a buscar a Natanael y le dijo:
—¡Hemos encontrado a aquel de quien Moisés y los profetas escribieron! Se llama Jesús, el hijo de José, de Nazaret.
—¡Nazaret! —exclamó Natanael—. ¿Acaso puede salir algo bueno de Nazaret?
—Ven y compruébalo tú mismo—le respondió Felipe.
Mientras ellos se acercaban, Jesús dijo:
—Aquí viene un verdadero hijo de Israel, un hombre totalmente íntegro.
—¿Cómo es que me conoces? —le preguntó Natanael.
—Pude verte debajo de la higuera antes de que Felipe te encontrara—contestó Jesús.
Jesús lo vio debajo de la higuera, incluso antes que Felipe lo viera, y lo conoció porque sabía que tenia un corazón sin engaño, a pesar de sus dudas, aunque dudara que de Nazareth podía salir algo bueno. En tu soledad, en tus dudas, Él te conoce.
Él te conoce de manera especial, el rey del universo entero te llama por tu propio nombre. Rubén, Irma, Nora, Ciro, sea cual fuera, el te llama y sigue llamando todavía. Juan 10:3
A este abre el portero, y las ovejas oyen su voz; y a sus ovejas llama por nombre, y las saca.
El conoce a los que le aman dice la Biblia en 1 de Corintios 8:3 y aquí es donde esta charla se pone interesante como puedo afirmar que conozco a Dios y que lo amo, si nunca lo he visto, debo amarlo para que el me conozca, en 1 de Juan 4.20 el apóstol nos enseña que amamos a Dios en nuestro hermano.
Si alguien dice: «Amo a Dios», pero odia a otro creyente, esa persona es mentirosa pues, si no amamos a quienes podemos ver, ¿cómo vamos a amar a Dios, a quien no podemos ver?
Dios está en nuestros hermanos, ahí lo vamos a encontrar, no en un templo, ni en una iglesia mezquita o sinagoga, Él está en tú vecino, jefe, empleado, en tú familia.
Jesús contó que el día del juicio muchos se presentarán contando todo lo que hicieron en su nombre, pero Él les dirá que jamás los conoció, hicieron todo, pero se olvidaron del amor, que al fin y al cabo sigue siendo el principio motor de todo.
Sean comprensivos con las faltas de los demás y perdonen a todo el que los ofenda. Recuerden que el Señor los perdonó a ustedes, así que ustedes deben perdonar a otros. Sobre todo, vístanse de amor, lo cual nos une a todos en perfecta armonía.